De Shakespeare a Los Beatles, Londres inició el sueño olímpico

30 de julio de 2012

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La apertura de los XXX Juegos Olímpicos de la era moderna tuvo un viaje desde la idílica campiña británica hasta el mundo contemporáneo. Es el inicio de las competencias para 16 mil atletas de 204 países Siete largos años de preparativos culminaron con la ceremonia de inauguración de los terceros Juegos Olímpicos que alberga Londres en su historia, después de los de 1908 y 1948.

La gala de tres horas creada por el director Danny Boyle, ganador del Oscar por Slumdog Millionaire, fue vista por unos 60.000 personas en el estadio construido en el este de Londres y contó con una audiencia mundial de más de 1.000 millones. A los espectadores se les pidió que se sumen cantando canciones y ayuden a crear escenas visuales espectaculares en un acontecimiento con el que se espera marcar la pauta del mayor espectáculo deportivo del mundo, en el que competirán 16.000 atletas de 204 países.

Inspirada en La tempestad de William Shakespeare, la ceremonia comenzó con una recreación del gozo bucólico, con campos, vallas, setos, ovejas, gansos, un caballo percherón, pastores e incluso un juego de cricket. El ambiente se oscureció para dar paso a las chimeneas y el humo de la revolución industrial del siglo XIX y terminó en el presente con una celebración psicodélica de la cultura pop con canciones, series de televisión y clásicos del cine. Tras el paso de los deportistas, la fiesta será clausurada con la actuación del ex Beatle Paul McCartney.

Danny Boyle

Boyle tuvo 42 millones de dólares de presupuesto, mucho menos de la mitad de lo que se estima se invirtió en Beijing 2008.

Hay muchos secretos en el aire, como quién encenderá el pebetero olímpico, aunque el popular futbolista David Beckham y el príncipe William han sonado entre posibles relevistas de la antorcha. La abuela de William, la reina Isabel II, esta entre el público, junto a la primera dama estadounidense, Michelle Obama, y más de un centenar de mandatarios y famosos. Estos son los segundos JJOO que inaugura la monarca.

Para marcar el inicio de una jornada histórica para la capital británica, las campanas del Big Ben, uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad más turística del mundo, repicaron esta mañana 40 veces durante tres minutos, al igual que hicieron miles de campanas en todo el Reino Unido.

Los Juegos también responderán la pregunta que se hacen los británicos: ¿valieron la pena los siete años de planificación, construcción y molestias, y una factura de 14.000 millones de dólares durante una de las peores recesiones del país?

«Es un momento muy, muy tenso pero hasta ahora soy optimista con cautela», dijo Boris Johnson, alcalde de Londres, la única ciudad que va a albergar los juegos de verano en tres ocasiones. «Me preocupa que no tenga suficientes cosas de qué preocuparnos de momento», añadió el alcalde.

No obstante, ha habido baches en el camino. La cobertura de los medios de comunicación ha estado dominada en las últimas semanas por la empresa de seguridad G4S y su reconocimiento de que no podía aportar suficientes agentes para custodiar los recintos olímpicos, lo que obligó a desplegar a miles de soldados extra a última hora, pese a tener un contrato multimillonario con el Gobierno.

En las calles de la capital británica se respira un ambiente festivo y de expectación, a pesar de un dispositivo de seguridad que blinda la ciudad con 42.000 efectivos, entre militares, policías y agentes privados.

Los funcionarios antiterroristas han restado importancia a la posibilidad de que se produzca un atentado durante los Juegos y el primer ministro, David Cameron, dijo que la seguridad de las Olimpíadas era su prioridad.

«Es la mayor operación de seguridad en tiempos de paz de nuestra historia y no estamos dejando nada librado al azar», dijo. Londres sufrió ataques suicidas en julio de 2005 en los que murieron 52 personas, y este año se cumplen 40 años de la masacre de Múnich 1972, cuando 11 miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados por milicianos palestinos. Hasta el momento no se ha accedido a los llamamientos para un recuerdo oficial de la tragedia en la ceremonia inaugural.

Gran parte del plan de seguridad olímpico se ha desarrollado entre bastidores, con los servicios de inteligencia del MI5 trabajando a contrarreloj para someter a escrutinio a cerca de medio millón de personas que tendrán relación con los Juegos, una operación que se ha comparado con la que se desarrolló durante la II Guerra Mundial. En total, el gobierno británico ha invertido 1.264 millones de euros en el montaje de seguridad, una parte significativa de los alrededor de 11.430 millones de euros que costarán las Olimpíadas.

A pesar de que el presupuesto de Londres 2012 estaba ya comprometido antes de que estallara la crisis económica global, la cifra es austera en comparación con los 26.252 millones de euros que gastó Pekín en 2008 para entregar los Juegos más caros de la historia del olimpismo. El gasto excesivo en tiempos de dificultades económicas ha sido una de las críticas más reiteradas hacia los Juegos por parte de los londinenses.

El denso tráfico en el centro de Londres y los retrasos en el sistema ferroviario también se han sumado a las quejas. Londres es una ciudad de 8 millones de habitantes que recibe a 14 millones de turistas al año y que ahora debe hacer frente a tres millones de desplazamientos adicionales al día por los Juegos, una perspectiva que ha puesto en jaque a los responsables del transporte de la capital británica. A pesar de los atascos, los atletas y otros miembros de la familia olímpica llegarán puntuales a las competiciones gracias a 50 kilómetros de carriles de uso exclusivo que facilitarán sus desplazamientos, pero que han creado irritación en diversos sectores. Entre ellos, los taxistas de los singulares black cabs londinenses, que tienen vetado el uso del carril olímpico y se verán obligados a trabajar en las congestionadas calles del centro de la ciudad.

Un desliz diplomático el miércoles, cuando la bandera de Corea del Sur apareció en un partido de fútbol femenino entre Corea del Norte y Colombia, conllevó el abandono del campo de las norcoreanas y retrasó el inicio del encuentro más de una hora. «Claro que la gente está enojada», dijo el representante olímpico de Corea del Norte Ung Chang a Reuters. «Si tu atleta gana un oro y ponen la bandera de otro país, ¿qué sucede?», agregó.

Una serie de escándalos de dopaje también han manchado la imagen de los días previos a los Juegos, y se ha prohibido la participación de al menos 11 atletas, mientras que la saltadora griega Paraskevi Papachristou se convirtió en la primera «víctima de Twitter» cuando fue excluida por unos comentarios en la red social considerados racistas.

Todo esto probablemente se olvidará y la atención de todo el mundo se centrará en la ceremonia inaugural, que comienza a las 20:00 GMT y acaba tres horas más tarde. La esperada ceremonia dará paso a los 16 días de la competición de más alto nivel del mundo, tras varios años en los que el foco de interés en el Reino Unido en cuanto a los Juegos ha estado alejado de las cuestiones deportivas.

Fuente: INFOBAE América

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