Salvador Sostres : El corazón del mundo – El despegue de Madrid

28 de diciembre de 2019

Madrid y Barcelona



Barcelona todavía registra unas cifras admirables y según cómo se miren, algunos de sus índices aún le sonríen. Pero de fondo es evidente, y lógico, el empobrecimiento, la decadencia. Barcelona ha sido uno de los logros más notables de la historia reciente de España. Juan Antonio Samaranch nos mostró el camino de unos Juegos Olímpicos que nos abrieron al mar y al mundo. Los alcaldes Maragall, Hereu y Trias administraron con prudencia y acierto la inercia y favorecieron la progresiva transformación y desarrollo de la ciudad.

Con la llegada de Ada Colau -que puede ser una alcaldesa irresponsable, malgastadora y nefasta gracias a los cuantiosos logros del marqués de Samaranch, a quien tanto desprecia- y del ruralizante proceso independentista, Barcelona ha sido doblemente castigada. Colau le corta las alas en cada decisión que toma, desde la moratoria para construir nuevos hoteles hasta la permisividad con toda clase de delincuentes. El proceso independentista, con su inseguridad jurídica y su caos, su violencia y sus incendios, ha proyectado una imagen lamentable de la ciudad. Por supuesto Barcelona continúa siendo una ciudad magnífica, con los mejores restaurantes del mundo y a un precio ridículo, con un clima que parece una caricia de Dios y una variedad en su oferta que pocas ciudades tienen. Pero todas las señales que emitimos son desmoralizadoras, decepcionantes, y lo que podríamos hacer bien lo hacemos mal.

Madrid y Barcelona foto 3
Madrid, con un clima menos amable, con unos restaurantes buenísimos pero sin el poder de la creatividad en su cocina, y mucho más caros, y sin el mar ni los Pirineos tan cerca, ha sabido afirmarse en su capitalidad, en su esfuerzo por resultar agradable, en su nervio, en sus ganas de trabajar. La vida nocturna de Madrid no la tiene Nueva York. No se gasta en París con la alegría que se gasta en Madrid. Con la llegada del alcalde Almeida, barrida la humillación populista, la ciudad se ha abierto a la libertad y a la creación de riqueza, y a pesar de todos sus inconvenientes resulta cada vez más atractiva a millones de turistas gracias a su determinación y a su espíritu alegre, festivo, y favorable a las cosas que nos hacen felices.

Barcelona y Madrid
Lo que mueve las almas es lo que mueve los negocios, y mientras a Barcelona la oscurecen sus fantasmas, en los neones del corazón del mundo brilla la estela de Madrid.

Salvador SostresPeriodista, articulista, y columnista político y deportivo español



Síguenos:
facebooktwitterrssyoutube


Otros artículos de interés