Diálogo con el ombligo venezolano: ¡La queja! Titula Luis José Uzcátegui
28 de septiembre de 2014
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Si un venezolano (o un pueblo) se queja y no para de quejarse es qué algo importante pasa, ¿tal vez no tiene razón para alegrarse ni muchos menos celebrar? La explicación también puede ser la queja es el lenguaje de las multitudes, nadie se queja por un problema, si no oye al familiar, vecino o amigo quejarse. El quejarse se aprende, conduce hacia la consumación de la vida social; en efecto, se dijo María, incluso en plena queja, también nos van a criticar que nos abracemos a través de la queja.
Si uno de esos “pensadores”, con expresión de hastío, asco y sabiduría ve el centro del problema nacional en la queja del ciudadano; él no se está quejando, él está bramando; sin duda que sin darse cuenta, como tampoco lo perciben amigotes, equipo político y seguidores adictos a la ignorancia propia y ajena.
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Pero, ¿cómo entender la queja de una sociedad que no puede (o no debe) quejarse?, simplemente seguir las directrices de sus dirigentes pues ellos tienen la fuente de la sabiduría y además: ¡generan los motivos de la queja! Más o menos cuando María pensaba acerca de qué otra cosa hacer además de la queja, estalló el escándalo, la falta de queja; el gobierno y la oposición abarrotados de tedio y aburrimiento, finalmente se pusieron de acuerdo: Sin queja no hay vida para seguir manteniendo el cambur y lo más importante la queja nunca puede convertirse en estímulo para la solución.
Luis José Uzcátegui
Psiquiatra y antropólogo
ljuv2000@gmail.com / @LuisJUzcategui
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