Jesús Peñalver: Violencia roja, vigente eslogan
27 de noviembre de 2015
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“Madre, si me matan, que no venga
el hombre de las sillas negras”.
Andrés Eloy Blanco
Ya hace bastante tiempo, muy a nuestro pesar, entendimos el carácter conciso y elocuente de la siniestra consigna “patria, socialismo o muerte”, luego trocado en “patria socialista, venceremos”, que al fin y al cabo es lo mismo. Es esa terca manía de cambiarlo todo para que todo siga igual o peor.
La noche del miércoles 25 de noviembre de 2015 fue asesinado Luis Manuel Díaz, QEPD, secretario general del partido AD en Altagracia de Orituco, estado Guárico, y aunque siguen los eufemismos oficiales, los odiosos giros lingüísticos, los mojones idiomáticos pretendiendo ocultar la triste realidad que nos acogota, el país sabe que se trata de la violencia política inoculada desde el poder, hoy en manos o garras de una peste empeñada en gobernar ad infinitum.
No les extrañe que ya algún laboratorio del nido de alacranes, esté diseñando algún supuesto prontuario y exhibirlo como falsa hoja de vida del malogrado dirigente.
Ante este otro nuevo crimen, ojalá Luisa, la señora fiscala, no sea otra ortega que vuele allende los males, muda, como de costumbre en temas que puedan afectar a la barbarie chavista. Y que el vate quebrado que hace de «defensor» del pueblo, no siga en su grosero silencio, por tratarse de hechos que pudieran involucran a la peste roja.
La llaman violencia administrada, esa que proviene desde el poder para aniquilar al contrario, imponiendo el miedo, la desilusión o la desesperanza ante la derrota electoral.
La violencia como signo, el horror es su señal. Dos intentonas golpistas en el 92 del siglo pasado, criminal y sangriento. Dolo. Son los mismos y peores que sacaron la democracia en el 92 del pasado siglo. Por si fuera poco, Diosdado Cabello nos amenaza: “Lo que les va a ocurrir el 6D ustedes ni se lo esperan”.
No ha desaparecido la muerte del siniestro eslogan del milico golpista y delirante. Mudez de cementerio en los canales de TV venezolanos, y así seguirán –para desgracia nuestra- las trampas, violencia, y amenazas del régimen militar bolivariano
Lo ocurrido hace dos días evidencia el grave peligro que supone una campaña electoral en esas condiciones de violento ventajismo, de suyo delictual. Es la violencia que se genera -insisto- desde el «poder» que hoy detenta la sucesión perversa con su lenguaje de guapetón de barrio, portero de burdel.
Al hampa bien armada y desalmada, mejor que los propios cuerpos de policiales, que hace lo que le da la gana; basta acercarse a cualquier morgue de cualquier ciudad venezolana, aunque no se tenga acceso a la información oficial, para percibir el inocultable olor a crimen y el tufo de la impunidad, se suma el hampa política que arrecia en tiempos electorales, ante la posibilidad inminente de sufrir un severo revés en los próximos comicios.
Se trata de garantizar el derecho a la vida, que es el único que nos permite ejercer los otros derechos, porque patria en revoltillo con socialismo no puede ser sinónimo de muerte.
La inseguridad, la violencia, la impunidad, y ¿por qué no decirlo?, también el clima de intolerancia política, ponen al descubierto una realidad llena de angustia y dolor que hoy vive nuestro país; pretender negarla es igual a darle la espalda al pueblo que la padece.
Acaso la geografía, de pronto, se nos hizo una prisión abierta, un paisaje de cuchillos, ante la mirada cómplice de un régimen que parece odiarnos.
Aunque cuchillos dominen el paisaje, alguna flor habrá nacido hoy en los jardines ocultos del alma. Que se imponga la sinfonía del corazón a ese eco perenne de sirenas.
Jesús Peñalver es abogado
Columnista de Opinión
penalver15@gmail.com / @jpenalver
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