¡Como arroz y como Clorox! titula Jesús Peñalver
27 de septiembre de 2014
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No se trata de la supuesta importación supernumeraria de granitos de arroz, urdida por la señora Cristina de Argentina y la hija del señor aquel que se ha ido de este pícaro mundo. No.
Hoy nos referimos a como hasta hace poco, el jefe difunto mandaba y sus obedientes funcionarios, que eran y son como arroz, acataban sin chistar sus antojos y ocurrencias trocadas en verdaderas órdenes in manu militari. ¡Arroceros temblad!
Ahora toca al sucesor de la herencia perversa, seguir acosando al empresariado de distintas áreas, que es lo mismo que hollar en lo poco que queda de la ya destruida economía nacional.
Aludimos a la libre empresa –que de libre no tiene nada- a menos que comulgue con las ideas explosivas y los planes diabólicos de la mandonerìa “reinante” en Venezuela, que hoy sigue bajo el garrote de un espurio gobernante de origen desconocido.
Se trata de la industria de alimentos y de otros bienes y servicios, que sufren los embates de un des-gobierno malo, que cree que con su odioso populismo –muy al estilo del difunto- o peor, que comportan intervención, invasión o expropiación por parte del Estado, hoy en manos de un gobierno de ala rota por la sospechosa ilegitimidad.
Estas medidas se adoptan y se cumplen sin mediar diálogo alguno, ni llamado de atención ni mucho menos procedimiento como ordena el Estado de Derecho, si es que existe en Venezuela, ¿pero no sirve parada nada? Y algo que resulta más preocupante, con el apoyo militar y de propios gobernantes estadales y municipales haciendo el feo papelito.
Así que dizque nacionalizaciones, invasiones y expropiaciones seguirán como arroz, pues así lo ha señalado el alto gobierno por presunta «burla a la ley» de los empresarios. Pero si ello ocurre como lo afirman, por qué no utilizar el andamiaje jurídico, hoy al servicio del poder como nunca antes, para instaurar los correspondientes procesos o juicios y otorgar el derecho a la defensa. Creo que la respuesta es obvia.
Es ese afán de ver en el empresariado a enemigos inexistentes de su revolución (sic); de expropiar y pasar eso de la propiedad privada a la propiedad social. Eso han dicho conspicuos voceros de la barbarie y lo han hecho, con resultados nada halagadores.
¿Y el debido proceso? ¿Y la justa compensación o precio? Olvídense, un gobierno forajido no sabe de eso, y si sabe, se aparta, queda fuera del ordenamiento jurídico.
La verdad sea dicha, quien esto escribe no apoya ni apoyará nunca a empresarios ni comerciantes inescrupulosos; pero de allí a hacer comparsas para perseguir y destruir todo aquello que –según la barbarie- “sea enemigo del pueblo”, no tendrá jamás justificación alguna.
Refiriéndose a la empresa Clorox: “Esta fábrica, olió a azufre hasta el viernes pasado. Ahora esto es una fábrica que ha sido liberada por sus trabajadores”, dijo el vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza.
Ojalá esta otra barrabasada oficial sirva para blanquear algo o desinfectar mucho, porque el pillo podrá lavarse las manos, pero nunca la conciencia porque hasta allá no llega agua ni jabón.
Dijo bien el General Carlos Soublette: “la patria no se perderá porque el pueblo se ría de sus gobernantes, la patria podrá perderse cuando los gobernantes se rían de su pueblo».
Jesús Peñalver es abogado
Columnista de Opinión
penalver15@gmail.com / @jpenalver
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