El partido de Lincoln es de Trump

27 de agosto de 2020

Trump y Lincoln





A medida que los representantes republicanos de todos y cada uno de los estados y territorios de EE.UU. aclamaban ayer a Donald Trump como candidato a la presidencia en las elecciones del 3 de noviembre quedaba cada vez más claro cómo el actual presidente ha moldeado el viejo partido de Lincoln y Reagan a su imagen y semejanza.

Todo eran vítores, aplausos y cánticos de «cuatro años más». Cierto es que Trump está a la baja en las encuestas de popularidad e intención de voto, pero como el mismo presidente ha recordado, en 2016 esas mismas encuestas fracasaron de forma estrepitosa. Trump confía ahora en que el congreso que comenzó ayer y durará hasta el jueves le sirva como punto 
de inflexión, un escenario desde el que ofrecer a los votantes una noción clara y optimista de lo que espera conseguir en un próximo mandato. Su inesperada aparición ayer en el centro de congresos de Carolina del Norte donde se reúne su partido demostró que, hasta la fecha, el presidente tiene a los republicanos firmemente tras él. Lejos han quedado los conservadores críticos, aquellos republicanos reticentes con el empresario metido a político provocador que hace cuatro años trataron de boicotear su candidatura in extremis.

Con esto, el presidente tiene a su favor una de las condiciones necesarias para poder dar un vuelco a las encuestas: su partido está con él y hará lo que sea necesario en el Capitolio y a nivel estatal y local para cumplir su agenda.

Trump y el Partido Republicano
No puede decir lo mismo el demócrata Joe Biden, que todavía hoy padece el mismo lastre de Hillary Clinton en 2016: un ala izquierda de su partido casada con Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez que puede acabar desencantada y, peor, desmovilizada.

Ahora, todo es posible. Muchos son los presidentes, como Jimmy Carter o George Bush padre, que fracasaron en su segundo intento. Abundan también los que como Bush hijo llegaron a las elecciones viéndose perdedores y acabaron tan victoriosos como sorprendidos. Por una vez, en un año atípico como pocos, la campaña, los debates y, en suma, la política, contarán y marcarán la diferencia.

Un artículo de David Alandete (Corresponsal del Diario ABC en Washington)


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