Angela Merkel, la «Canciller teflón»
26 de agosto de 2013
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Ella sortea toda polémica y avanza imparable hacia la reelección. Las encuestas le otorgan un favoritismo claro en los comicios del 22 de septiembre.
Parece no tener rival y también ser inmune a cualquier polémica, según reflejan las encuestas. El espionaje, el aumento de la precariedad laboral… no parecen hacer mella en la canciller. Ya los medios alemanes la apodan «la canciller teflón» porque, como a las sartenes, todo le resbala.


El tema más mediatizado de la campaña es la presunta connivencia de la inteligencia alemana con el espionaje masivo de Estados Unidos, cuestión que ha generado un imparable goteo informativo tanto de la prensa seria (con Der Spiegel a la cabeza) como la popular (Bild)-. El flujo de revelaciones no ha salpicado hasta ahora a Merkel, cuyas filas aventajan en 17 o 19 puntos al Partido Socialdemócrata (SPD), lo que se atribuye a cierta resignación del alemán a pié, que en realidad nunca se fió de la seguridad en Internet.
Poco paro, más precariedad laboral
El gran tema del espionaje preocupa poco al ciudadano, mientras que una encuesta del instituto demoscópico Forsa revelaba esta semana que el principal temor de los alemanes es el mercado laboral. Por mucho que el desempleo en Alemania esté a niveles que tal vez causen envidia en sus socios (un 6,8%), el ciudadano de la primera economía europea teme la creciente precarización laboral del país. Der Spiegel aportaba recientemente dos informaciones apuntando a la economía doméstica y a las sorpresas postelectorales.
Los liberales están en los sondeos en la cuerda floja del 5% y de que consigan o no escaños depende no solo su supervivencia sino también el organigrama clásico de la política alemana. El FDP y los Verdes compiten por ser el socio minoritario que da el apoyo al bloque conservador o socialdemócrata, en un país donde a escala federal no hay mayorías absolutas ni se gobierna en minoría. De no poder sustentarse en los liberales, Merkel tiene como opciones más probables la gran coalición con que gobernó en su primera legislatura o una innovadora alianza con los Verdes.
En Berlín se bromeaba hace poco con que tal constelación confrontaría a Merkel ante la promesa electoral más vistosa de los Verdes: implantar un día vegetariano (los jueves) en las cantinas, para reeducar los hábitos alimenticios de los alemanes. Un estorbo mínimo para una canciller de cuya proverbial sangre fría deja constancia uno de los vídeos más visitados de youtube sobre ella: fue en un mitin del miércoles de ceniza de 2012, cuando un azorado camarero le echó cinco jarras de cerveza por la espalda, que ella simplemente dejó «resbalar» para seguir con lo suyo.

A Merkel todo parece sonreírle en esta campaña (incluido el despegue de la eurozona de la recesión, gracias al impulso de Alemania y Francia) y en sus mítines apenas si menciona el nombre del aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück. «Algunos creen que con gritos desde lejos se arregla algo. Nosotros somos el mejor gobierno que ha tenido Alemania desde la reunificación», apuntaba Merkel en un mitin de Seligenstadt (oeste), salpicado con abucheos de fondo por parte de grupos de jóvenes.
Una Nota Informativa desde nuestra Mesa de Redacción
Fuente: Agencias
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