Los acosadores… un título de Salud Hernández-Mora

He dudado mucho antes de escribir esta columna. Con todas las tormentas que asuelan a Colombia, la denuncia puede parecer una brisa. Y, encima, me genera muchos más problemas que llamarle mafioso y matón a ‘Iván Márquez’ (que además no son insultos, sino una certera definición).

Y es que a muchos altos cargos no les basta con ser corruptos. También se dedican a acosar funcionarias. Se creen como 007, con licencia para pedirlo. Piensan: “Tengo poder, así que me como las que quiero”.

Sería muy bueno que las mujeres que se hayan sentido presionadas por el alcalde de Cúcuta y su secretario de Gobierno para irse a la cama se animen a denunciarlos. Es comprensible que mantengan la boca cerrada por temor a perder el trabajo y la vergüenza que puedan sentir. Pero, si una diera el paso al frente y abrieran una investigación, alguna otra se animaría y los machos tendrían que irse con el rabo entre las piernas.

Por ejemplo, que empiecen contando qué pasó después del Día de la Secretaria. Si Donamaris Ramírez París (alcalde), Jimmy Galán (secretario) y unos concejales fueron a celebrar con funcionarias y lo que parecía que sería una fiesta agradable, entre compañeros, terminó en un acoso a las féminas y contratando prepagos. Que digan si recibieron después un millón de pesos como regalo. Y si esa fiesta, igual que otras del alcalde, acabó en la casa de un íntimo amigo, situada en el elegante conjunto Mirador Campestre.

Aunque piensen que Ramírez es intocable por sus amistades en el alto gobierno, no lo es. Tarde o temprano alguien lo condenará por alguna de sus tropelías. Nadie olvida en Cúcuta la grabación en la que ofrecía dinero a los concejales a cambio de que le aprobaran unos terrenos para viviendas de interés social. ¿Que lo absolvieron y sigue fresco en la alcaldía después de semejante prueba? Ya sabemos cómo funcionan los órganos de control y la justicia, pero yo de él no celebraría. Cometerá otro error en un ‘torcido’ y ya no habrá ministro ni alto tribunal que lo salve.

Miren que un grupo de ciudadanos le ganó la primera batalla en esa pretensión suya de asfixiar el único pulmón verde que tiene la ciudad para convertirlo en el centro comercial Tennis Park Plaza. Sabemos que el alcalde contraatacará, pero volverá a salir derrotado porque hay jueces que no permitirán tamaña locura.

En cuanto al acoso laboral, ya va siendo hora de que la sociedad muestre su repudio hacia los personajes que lo practican, máxime si ocupan un alto cargo de elección popular. Si ellos no tienen autocontrol, deben ser los ciudadanos los que se lo impongan.

NOTA. El caso de la exrectora Silvia Gette es de culebrón. El paraco ‘don Antonio’ entregó una grabación donde era nítido que el abogado de Gette pretendía comprarlo con 200 millones de pesos. Pero ahora brotan de la nada testigos ‘paracos’ con versiones inverosímiles para hacer creer que Gette no tuvo que ver con el crimen de su yerno, y hasta ‘don Antonio’ cambia su versión. Llegaron a la estupidez, porque no tiene otro calificativo, de señalar como el autor del asesinato de Fernando Cepeda al abogado de la viuda. El testigo lo describe, para el momento de los hechos, como un señor de 40 años, y el abogado tenía 25. De ahí para adelante, ni se imaginan las historietas que la defensa hace llegar al caso.

NOTA 2. Dejo para otra columna el caso del policía Cristian Rusa. Solo pensar en lo que le hizo la propia institución me revuelve la ira.

Salud Hernandez-Mora
Periodsta española residenciada en Colombia
@saludhernandezm