Juan Diego Humpierres titula: VENEZUELA

25 de agosto de 2016

Venezuela amada





Transcribir sensaciones bajo una percepción objetiva, es una tarea compleja; siempre los mecanismos inconscientes operan anticipadamente con base en nuestras propias experiencias y en el desarrollo histórico de la personalidad individual. Sin embargo, uno debe hacer el intento de hallar un margen de razón para procurar generar alguna sacudida que pueda despertar una conciencia activa para movilizar lo que la propia historia pide a gritos. Así que haré mi mejor esfuerzo para no vociferar expresiones desde la emoción cruda de haber visto a mi país en estas circunstancias.

Un país dos tiempos
Regresé de mi gira anual en la República Bolivariana de Venezuela, utilizo literalmente su nombre actual porque el nombre del país en el cual nací es un retazo de memoria hermosa que poco tiene que ver con la desgracia agria del presente. Me atrevo a decir que no existe ningún ángulo de comparación con otros procesos, si de algo hoy podemos tener certeza es de que estamos en un sendero inédito, por lo cual todo intento por predecir lo que pueda pasar es una fantasía. Sin embargo, el inconsciente social tiene formas que pueden dar pistas y diagnósticos para sugerir escenarios; que de paso ninguno luce sin un protocolo profundo de dolor.


La pregunta que uno puede hacer en estos momentos en los que la fotografía colectiva luce con profunda depresión, no es otra que ¿podemos acostumbrarnos al infierno constante de vivir en la tragedia cotidiana en la cual nos hemos convertido? La respuesta es sí. La sombra de la sociedad se rige por el miedo profundo que termina haciéndose costumbre y de cierta forma un mecanismo de adaptación propia frente a la desesperanza.

Este proceso hace que los fantasmas psíquicos elaboren estrategias ilusorias, como suspiros de alternativas, pero que en el fondo son inocuas, porque ponen en manos de otros, solo lo que podemos hacer nosotros, que no es otra cosa que un salto de conciencia y de coraje para decir ¡ya basta!.

Venezolano fuera del país
Hoy veo emigrantes a doquier, venezolanos extraviados en ciudades, en condiciones muy duras, con el rostro de la tristeza teñida por la pérdida de sus referentes, de sus familias, incluso hasta de su propia vocación que se diluye en cualquier trabajo para sobrevivir. Antes sumábamos miles, ahora somos millones fuera de nuestro país, pero con un agravante que la mayoría no tiene intención de volver. Si bien es cierto que Venezuela podría a través de una nueva fuerza productiva salir adelante en materia económica, el daño sistémico de la psique social es profundo; una sociedad sometida a la pérdida de dignidad es muy pobre en valoración, es por eso que los complejos hacen fiesta en los regímenes populistas.

Regresar a Venezuela
Sin embargo a pesar de mi aguda tristeza por lo vivido en estas semanas, sigo siendo un procurador de conciencia activa, y mientras estemos vivos tenemos que sacar coraje de donde no haya, para insistir que es hora de promover una salida firme que nos ponga en contacto con una alternativa humana para abrir un nuevo capítulo en la historia, en donde la única fila gigante que tengamos que hacer, sea la de inmigración, en donde mostremos un solo pasaporte que nos permita retornar a los tres millones de expatriados, con la fe en alto y el optimismo de que haremos nuevamente un país en mayúsculas llamado: VENEZUELA.


¡Amén!


Juan Diego 2014Juan Diego Humpierres
Abogado
Master en Psicología Jurídica de Familia
Master en Psicopatología y Psicoterapia
Diplomado en Negociación y Mediación
juandiegocd@yahoo.com
@juandiegomotiva



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