Jesús Peñalver: ¡Libertad antes de Navidad!
24 de diciembre de 2015
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«Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena.” Ghandi |
Hace un año, y por esta temporada pascual, adviento y Navidad, con su carga de fe y esperanza, les hice una propuesta humanitaria a todos los dirigentes políticos de Venezuela, tanto del sector oficialista como del opositor: recoger firmas y entregárselas al presidente de entonces, para que en nombre del humanismo socialista que pregona, dicte medidas de libertad a todos los presos políticos, en especial a quienes están en prisión sin que hasta ahora se les haya dictado sentencia o se encuentren enfermos.
A los dirigentes oficialistas les recordé que los presos políticos y sus familiares pasarían una muy triste Navidad más en las mazmorras gobierneras; que copartidarios de difunto Hugo Chávez, al parecer han olvidado que su máximo jefe, en el año 1994 recibió la gracia presidencial del sobreseimiento de su causa de parte del presidente Rafael Caldera, en secreto acuerdo con el jefe adeco Luis Alfaro Ucero y el apoyo de los miembros del Alto Mando Militar.
Todos ellos estuvieron de acuerdo con la libertad a los militares alzados en 1992 “para sanar las heridas en las fuerzas armadas causadas por los levantamientos del 4F y el 27N” con sus secuelas de heridos y muertos que enlutaron a humildes hogares venezolanos.Igual llamado formulé a los dirigentes del sector opositor: los presos políticos van a pasar una Navidad más en los calabozos oficiales, víctimas de juicios incoados vulgar e inconstitucionalmente, mientras la Fiscalía y la Defensoría son incapaces de velar por el Estado de Derecho.
Como se sabe, los comisarios y agentes policiales, como también el líder civil Leopoldo López, ya fueron condenados en absurda sentencia, lo cual nos llevó a creer que la justicia mira de reojo.
Vale recordar al exdiputado Juan José Caldera, quien se refería a la decisión de su padre del sobreseimiento al teniente coronel Hugo Chávez Frías, que como presidente electo a Rafael Caldera se le acercaba la gente para susurrarle, que “lo soltara” y recordó que el mismo día de su toma de posesión, Patricia Poleo hizo pública una “extremadamente afectuosa” carta suya a Chávez en El Nuevo País, donde entre otras cosas le dice que Caldera «seguramente te abrirá las rejas de la cárcel donde estás. Ojala lo haga, yo, insignificante venezolana, se lo agradeceré siempre». Cinco días más tarde el presidente Luís Herrera se pronunció a favor de la liberación de los golpistas que aún permanecían detenidos.
El 8 de febrero, seis días después de la toma posesión de Caldera, la Causa R introdujo ante el Congreso Nacional un nuevo proyecto de ley de amnistía y en la campaña de 1993 lanzó la candidatura de Francisco Arias Cárdenas al Congreso, pero no la pudo inscribir porque aún estaba en las filas del ejército.
Como se sabe, el sobreseimiento es la terminación anticipada de un proceso penal en el que aún no ha habido sentencia y que se declara concluido por razones de interés general” y se fundamenta en el artículo 54, numeral 3 del Código de Justicia Militar, que atribuía al Presidente de la República la facultad de «ordenar el sobreseimiento de los juicios militares, cuando así los juzgue conveniente, en cualquier estado de la causa».
En entrevista con César Miguel Rondón el 2 de junio de 2003, el presidente Caldera dijo que “la libertad de Chávez fue una consecuencia de la decisión que se había tomado con todos los participantes de los alzamientos del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre” que comenzó a dictarlos el propio presidente Pérez, “que fue el Presidente que estaba en Miraflores cuando ocurrió la sublevación; continuaron durante el Gobierno del presidente Velásquez y cuando yo asumí habían puesto en libertad a casi todos, por no decir a todos, los participantes de la acción”.
En esa entrevista Caldera también recordó que Claudio Fermín, Oswaldo Álvarez Paz y Andrés Velásquez, sus principales rivales en la contienda presidencial del 93, se pronunciaron públicamente a favor de una amnistía general para todos los golpistas del 92 y se comprometieron a ponerlos en libertad.
Vale la pena también recordar que el 2 de abril, se produjo la “marcha del silencio” que exigía la libertad de los insurgentes y la renuncia de Carlos Andrés Pérez y el 27 de abril el propio ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, visitó personalmente a los detenidos en el Cuartel San Carlos y prometió abogar para que fueran puestos en libertad “siempre y cuando demuestren un sincero arrepentimiento por sus acciones en contra de la institucionalidad».
Hugo Chávez fue liberado el 27 de marzo de 1994 tras el sobreseimiento que le otorgó Caldera, como parte de un acuerdo político con sectores de izquierda, como el MAS y el PCV, para lograr apoyo a su gobierno.
Hoy en Venezuela, hay activistas, empresarios y militares venezolanos, o detenidos por razones políticas o por orden presidencial, con juicios paralizados por órdenes superiores, o exiliados por temor a ser detenidos sin fórmula de juicio, de acuerdo a denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, también llevados a la Corte Penal Internacional de La Haya, según declaró Herman Escarrá a El Nuevo Herald: “Hemos denunciado la violación de las garantías judiciales para estos detenidos. No se cumplen los lapsos, los jueces no dan las audiencias correspondientes y cualquier excusa es válida para mantener paralizados los procedimientos” y citó entre los casos más notables, los de los generales Rafael y Felipe Rodríguez, los comisarios Simonovis, Vivas y Forero y el joven empresario Gustavo Arráiz, quien llevaba buen tiempo detenido, luego que fuera apresado en Panamá por orden del presidente Chávez y traído a Venezuela sin que mediara procedimiento policial o de extradición.
Sí, amigo lector, Hermann Escarrà, el mismo que ahora trocado en defensor del régimen y con opiniones muy gordas y acomodaticia, le encuentra asidero a todas las sandeces y despropósito de la barbarie roja, hoy encarnada en la dupla Maduro-Cabello…
Tienen la palabra la dirigencia política, incluso el aposentado en Miraflores. Sea Ley de Amnistía, decreto legislativo, indulto o sobreseimiento, los inocentes merecen estar en libertad, compartiendo con su honorable familia, precisamente en estos tiempos de adviento y Navidad.
No queda duda, los presos políticos en Venezuela tienen dos enemigos: un Poder Judicial que es la negación de la justicia y el olvido por parte de la nación.
Jesús Peñalver es abogado
Columnista de Opinión
penalver15@gmail.com / @jpenalver
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