Los políticos odian y el venezolano inteligentemente vota

24 de septiembre de 2017

¡Los odio…! Es una de las expresiones más frecuente hacia los políticos ¿Qué hacen los políticos para activar esta expresión tan negativa en millones de seres? ¿Será que los mensajes tienen los formatos ideales para generar odio en el receptor? ¿Será que en realidad odian al pueblo debido a que éste le pone límites a sus apetencias y la respuesta lógica es recibir odio? Un fenómeno mundial es la animadversión por los políticos, se oye en la mayoría de los ciudadanos de todos los países, pero parafraseando a Miguel de Unamuno: “Hablo de mí porque es el hombre que tengo más a mano”, ¿Acaso tenemos algo más a mano que la tragedia nuestra venezolana? Durante 18 años los políticos oficialistas han insultado, pateado, escupido, mentido, maltratado, aterrorizado, asesinado y odiado al pueblo y ahora más del 80% de la población rechaza al gobierno. Este mismo pueblo, les ofrece la oportunidad a los políticos de oposición para que se posicionen como líderes, pero sus mensajes y acciones potencian el sentimiento de odio.

Sentir que se es odiado es una emoción, y como es imposible que exista pensamiento sin emoción pues sería similar a tratar de explicar que es de día pero no hay luz solar o velocidad sin aceleración. El sentirse odiado condiciona los pensamientos y mensajes del venezolano. Es una relación mental que no logran entender los políticos, analistas, encuestadores y todo el que se le antoje “saber” u opinar del comportamiento humano. Los líderes del oficialismo vienen mostrando su odio al pueblo a través del infierno que han instalado como estrategia de control y sumisión con el fin de desmoralizar y generar miedo. En el caso de los líderes de oposición, los objetivos para generar odio no están tan claros y son variados, lo que sí está muy claro y preciso son los mensajes que utilizan para hacer sentir al pueblo que es odiado.

El ciudadano del siglo XXI está hastiado de tanta corrupción, mentira, desfachatez, mediocridad, abuso y animadversión por parte de los políticos y sin embargo los eligen para que gobiernen. Esto último, el político erróneamente lo interpreta como un acto de confianza, admiración o “amor” hacia ellos, pero olvidan o desconocen que votar es una decisión de sensatez y sentido común, y que decía el genial filósofo y sabio René Descartes: “El sentido común es uno de los dones mejor repartidos en el mundo…” En el acto del voto el ciudadano mezcla confianza por el menos malo, ilusión para no sucumbir emocionalmente, necesidad del instinto del yo de vivir en sociedad para la autoprotección, búsqueda de calidad de vida y la marca de la inteligencia que condiciona al sapiens a resistir, luchar, aprender de los errores propios y de los errores ajenos. El venezolano resiste y lucha para que a pesar de la forma tan burda como el político de oposición se comunica con el pueblo la desgracia y el mal no sea el cénit en su país.

Soy ambiguo, y qué…

Los mensajes de los políticos de oposición han convertido el país en un festín nacional, pero de tortura psicológica, que ya lleva años. Muy pocos mensajes son concretos y claros, todo es turbio, oscuro, con flechas informativas lacerantes llenas de incertidumbres, dudas y suficientes motivos para estimular la burla hacia ellos. Hablar en Venezuela de marketing político, imaginario colectivo o semántica de las emociones pareciese que es una pendejada y pérdida de tiempo. Creen que es más productivo agredir a todo aquel que opina, señala, critica, exige o que no está de acuerdo. Y ni por equivocación estos políticos se preguntan sobre las cuotas de razón que el venezolano pueda tener. Por ejemplo, los llamados “guerrero del teclado” o los millones de ciudadanos “guerrero de la libertad”. El político no logra entender al pueblo y menos entenderse a ellos mismo pues tal vez si pesaran reflexivamente en lo que ellos piensan, dicen y sienten con total seguridad sus mensajes generarían menos confusión, aturdimiento, rabia, ansiedad, decepción, desconfianza y odio. No olvidemos que la emoción que siente el receptor está en consonancia con el tipo de emoción que utiliza el emisor en sus mensajes, si el ciudadano siente que lo odian, es porque los mensajes de los políticos –aunque no sea la intención- tienen significados de odio. Las emociones, en este caso las negativas, son crueles y generan en las mentes de quienes las reciben respuestas similares a las emociones de quienes las lanzan. Y no hay nada más letal y desgraciado para una sociedad que la política se sustente básicamente en una emoción e instinto tan destructivo como es el Odio…

“La Fiesta del Chivo” a lo venezolano

“La Fiesta del Chivo” es una de las novelas del Premio Nobel Mario Vargas Llosa; en ella demuestra que la política también es una forma de abrirse camino entre cadáveres. En el caso de Venezuela, a muchos políticos no les importa destrozar psíquicamente a millones de seres con el fin de conseguir sus objetivos, de lograr lo que considera “políticamente correcto”, de poner en práctica su “gigantesca experiencia en política” o con una danza compulsiva proteger sus apetencias, posiciones, beneficios o actos delincuenciales. Tienen razón en todo, se sienten dueños de la verdad y “Realpolitik” que según ellos los “autoriza” a hacer lo que les da la gana, ser pragmáticos y lanzar a la basura la moral, al ciudadano y todo lo que no sea para su beneficio.

Cadáveres emocionales es lo que se genera en el país con cada nueva avanzada de negociación, acuerdos, decisiones, planes, acciones y en el caso de los políticos de oposición los mensajes están tan mal manejados que millones de ciudadanos varias veces al año se sienten pateados, burlados y aborrecidos.

Ucrania…, es uno de los personajes de la novela “La Fiesta del Chivo”, una abogada que regresa a República Dominicana y se encuentra con su padre Agustín Cabral (conocido como Cerebrito Cabral) de 84 años quien padece una enfermedad grave. Asqueada de los que fue su padre le recrimina como pudo ser tan bajo, asqueroso y vil que se convirtió en colaborador del matón y dictador Leónidas Trujillo. ¡Ucrania nunca entendió esta conducta de su padre…! En Venezuela hay millones de Ucranias y también demasiados “Cerebritos”…