45 Boulevard Raspail, Hotel Lutetia
24 de mayo de 2012
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Primera escala de una escapada deliciosa a París |
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Estoy segura que no hay estación del año que merme la belleza de París. Ella es hermosa en las cuatro épocas climáticas, y como es así, voy a contarles de un viaje realizado hace ya algunos años, en un mes de febrero donde el gris luminoso de esa ciudad extraordinaria se goza en todo su esplendor… A París he ido muchas veces, hasta he tenido la fortuna de pasarme largas temporadas, pero este viaje que estoy recordando aquí fue bien especial, ya que además de disfrutar de sus nublados días, de ese su gris luminoso y también de una que otra lluvia que simplemente me llevaron a sentirme integrada a una ciudad que sus habitantes recorren y disfrutan siempre, pude alojarme en un lugar donde la historia se hace belleza y confort…
Llegamos a París desde una pequeña escala de día y medio en Madrid, Orly fue esta vez la puerta de entrada después de un vuelo cómodo en Air Europa. Un vuelo interno en esa maravilla de Unión que es ahora buena parte de Europa. Nos esperaba un solícito funcionario de la línea aérea, que se encargó de llevarnos rápido y con bien hasta el primero de los grandes hoteles que visitaríamos…
El Lutetia, a mi juicio una de las joyas de la Cadena Corcorde nos recibía con toda su clase, apenas unos minutos después de haber comenzado a recorrer los 13 kms que le separan del aeropuerto París/Orly). El Lutetia, reinando como el más elegante hotel de esa orilla izquierda del Sena, en pleno Saint-Germain-des-Prés. Destacándose en el centro del barrio de la moda, las artes y las letras, a muy poco trecho de los Jardines de Luxemburgo y también muy cerca del Museo de Orsay, de Les Invalides, de la iglesia de St. Suplice y del famoso Café des Fleurs.
Y es que su ubicación en el número 45 del boulevard Raspail lo convierte en un estratégico punto, cerca de muchas historias, muchas fascinaciones, muchas tentaciones… Tanto que hasta tiene al frente la súper tienda Le Bon Marché…
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No más entrar su magia nos atrapó tanto a mi como a mi marido, fue como si el tiempo nos sedujera y nos pusiera de inmediato a soñar, a imaginar, a inventarnos «historias» sobre las maravillosas historias de este Hotel con leyendas… Me asomo al bar donde me cuentan hay un barman que prepara –dicen los entendidos- los mejores martinis de París. A esa hora (11 de la mañana) ya hay mucha gente allí, las mesas están plenas, algunos toman el aperitivo, unos disfrutan vasos de cerveza, un café… Gente metida en sus asuntos en el marco más fascinante…
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Este hotel que es hoy por hoy uno de los más sugestivos lugares de París posee una historia unida a ese tiempo terrible vivido por los franceses durante la ocupación alemana en la década de los 40s. El Lutetia fue la sede de la tenebrosa policía política nazi. En esa bella casona parisina funcionó la Gestapo con sus temidos servicios de información, sus verdugos y sus espantos.
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Pero antes de que las fuerzas hitlerianas se apropiaran del Lutetia para montar en él la tenebrosa GESTAPO, muchos alemanes, huyendo de su tierra sometida por los nazis habían hecho de sus vetustos salones sitio de reunión y de organización de grupos de resistencia contra Hitler. Era Heinrich Mann dramaturgo y escritor, el hermano mayor de Thomas Mann el gran novelista y crítico alemán, premio Nobel de Literatura en 1929, sin duda una de las grandes figuras de la literatura alemana de la primera mitad del siglo XX, quien lideraba estas reuniones. Su intento: fundar un frente popular contra el nazismo… el tiempo no es lo que me sobra, y es esta una crónica sin pretensiones de densidad investigativa por tanto confieso que no sé qué sucedió con esa resistencia alemana que tuvo que huir no más entraron los ejércitos nazis en París, y una vez la GESTAPO se adueñara del Lutetia.
Después de la liberación de París entre abril y agosto de 1945, por orden expresa del General Charles De Gaulle, el Lutetia se transformó el una especie de centro de protección y reinserción de cientos de miles de personas, que milagrosamente habían sobrevivido a los campos de exterminio y volvían a un París desolado, buscando familiares, amigos… Buscando un hilo que los anudara nuevamente a la vida y a la esperanza…
Demasiada historia encerrada en esta bella y majestuosa casa parisina… Ya antes… en 1918 fue el Lutetia, el hotel donde se aloja un Pablo Picasso desconocido, acompañado de Olga Koklova, aún no eran marido y mujer, lo serían en julio de ese mismo año… Demasiadas historias en esa bella estancia de Saint-Germain de Prés, de estilo absolutamente contemporáneo y de inspiración Art déco.
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El Lutetia hoy con sus 180 habitaciones, y sus esplendorosas y cómodas 50 Suites, alojando a aquellos que deseamos acercarnos a París de la refinada bohemia, de las Galerías de Arte, de las exclusivas casas de antigüedades…
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El Lutetia donde cada tiempo le ha dado su impronta en su casi un siglo transcurrido desde su construcción el año 1910.
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¡Que contarles! Llegamos y de inmediato, no más dejar maletas y refrescarnos un poco, tomamos rumbo a la iglesia de La Milagrosa en la Rue de Bac, es como una especie de ritual… Después con esa paz y esa especie de fortaleza que me causa esa Iglesia con todas sus historias de milagros y de esperanzas, con la gente comprando las hermosas medallas para llevarle a sus seres queridos protección y fe, ya sentí que sería una estadía afortunada, unos días para disfrutar París, para reencontrarla y para confirmar el porqué se le ama… He allí París con sus mil encantos. París de religiosidad, París de historias… París de búsquedas y hallazgos.
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Una breve visita a Le Bon Marché, un mirar el cielo parisino y volver al Lutetia para conocer allí a una chica realmente encantadora: Marina de Frisching, especie de Hada buena y linda que estuvo siempre pendiente de satisfacer cualquier exigencia y que nuestra estadía en el Lutetia fuera lo que fue: Excelente.
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Ya pasado el mediodía, y después de una placentera parada en un pequeño bristrot del Boulevard Saint-Germain, una cita deseada se acercaba… A las 3:30 de la tarde debíamos llegarnos hasta el No. 10 de la Place de La Concorde… Cruzar el umbral de la que fue la magnífica Residencia de los Marqueses de Crillon, y hoy la más exclusiva propiedad de la cadena Concorde Hotels… nada más y nada menos que el “Hôtel De Crillon”, pero de él les hablaré en otra crónica, después que terminé de cautivarles con el extraordinario encanto del Hotel Lutetia.
Fue el segundo día donde ya pude comprender mejor el porqué de tanta seducción la del Lutetia… Es simplemente tentador… Un hotel con personalidad, un Gran Hotel.
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Después de desayunar deliciosamente emprendimos viaje rumbo a la casa Laurent-Perrier, fundada en 1812 y reconocida mundialmente como una de las más grandes casas de Champagne de Francia.
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Para llegar hasta la casa Laurent-Perrier recorrimos un bello trecho que nos llevó hasta la villa de Tours-sur-Marne ubicada en el cruce de las más emblemáticas subregiones de Champagne, la que se conoce como la montaña de Reims, en el valle del Marne y la Côte des Blancs. Pero les digo que sólo referiré este pequeño comentario, ya que mi visita a la casa Laurent-Perrier será bastante más extenso y ocupará crónica aparte…
Regresé ya entrada la fría tarde parisina de febrero… Regresé contenta pero apuradísima. El día llegaba a su fin y la tarde y la noche poseían ya una agenda que me ilusionaba…
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A las seis en punto en el magnífico Bar Ernest estaba citada con dos entrañables amigos: Elizabeth Burgos y Luis de Lyon. Abrazos, sonrisas, alegría por el reencuentro. Mil cosas que hablar… Preocupación de todos por la patria que atraviesa tiempos inciertos… Intercambio de ideas, recomendaciones, la conversación fluye en un ambiente sereno y motivante. Un encuentro inolvidable donde la magia del Lutetia jugo papel muy especial.
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Transcurre las horas y llega el momento de disfrutar de un cocktail gratísimo, convidado por la Gerencia del Lutetia y donde la elegante Suite “Arman” fue el gran escenario… Sabía que me despedía ya de ese recinto cargado de historia parisina… Me despedía secretamente, asegurando regresar –Dios mediante- para seguir cultivando esa complicidad que sentí no más llegar. Y sin saberlo ese día, cada vez que vuelvo al Lutetia, que han sido varias, me convenzo que no me despido más que con un ¡Hasta lugo!
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Complicidad entre un Hotel extraordinario y una incorregible soñadora que no ha podido nunca desprenderse de ese vicio que le encanta y que la lleva a cerrar los ojos e imaginar y vivenciar tiempos e historias que dan la verdadera personalidad a un sitio…
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A la mañana siguiente ya me esperaban en el Hôtel Concorde Saint-Lazare, ubicado en el 108 de la Rue Saint-Lazare, el del magnífico lobby patrimonio de la humanidad diseñado por el mismo Alexandre Gustave Eiffel, el célebre arquitecto, que le hizo a París una de sus joyas más emblemáticas.
El Concorde St Lazare es una obra de arte siglo XIX, con 266 espaciosas habitaciones todas decoradas con refinado gusto. Otro gran establecimiento de una cadena hotelera con ganado prestigio.
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Termino esta primera crónica de un viaje a París que doy a llamar “una de mis escapadas deliciosas”… Fue mis queridos lectores un descubrimiento fascinante en medio de un viaje distinto a otros que me han llevado hasta esa ciudad siempre seductora, una especie de recorrido magnífico por lo mejor de sus hoteles, en especial el Lutetia que desde ese día se convirtió en mi casa parisina… Un viaje realizado gracias a la gentileza y deferencia de Alexis Navas, Presidente de Representaciones Excellence y representante exclusivo para Venezuela –para aquel momento-, de la Cadena Concorde, quien junto a Arturo Mosquera amigo cordial y eficiente Director Comercial de Air Europa en Venezuela, lograron un propósito definido: Brindarnos un viaje distinto, un viaje original… un viaje inolvidable, tanto que he querido refrescarlo actualizando este relato… un viaje que agradeceré y recordaré siempre, un viaje que me permitió conocer la impecable atención y calidad de los Hoteles Concorde transportada además en las alas de la excelencia de Air Europa…
Eleonora Bruzual
Periodista
ebruzual@gmail.com
@eleonorabruzual
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