Conozcamos algunos de los paisajes más fríos y bellos del mundo
23 de marzo de 2013
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Nada más grato que viajar y si motivan nuestras ganas muy rápidamente estamos haciendo maletas… Hoy quiero compartir con todos los que aman viajar algunos paraísos helados pero extraordinarios…
El primer país que quiero mostrarles es Islandia, y de allí Skaftafell, un parque nacional casi salvaje donde convive una única fusión: la blancura resplandeciente de los hielos, las sombrías arenas volcánicas y unas laderas de un verde extraordinario.
Este Parque natural se inauguró el 23 de agosto de 1968 y comprende 20.000 hectáreas de la costa sur del país. Skaftafell es la segunda área protegida de Islandia con lo que se consideran las manifestaciones geomorfológicas: volcanes, glaciares, ríos y cascadas, los primordiales paisajes del su territorio. Allí ver el Hvannadalshnúkur (2.119 m.), el pico más alto de Islandia, que sobresale por encima de la caldera volcánica de Oraefajökull, es espectacular… Y con esa maravilla compite el Vatnajökull, el mayor glaciar de Europa con una superficie de 8.400 km.2 que representan la suma de todos los casquetes helados de Europa y que delimita Skaftafell por el norte.
Visitarlo representa un prodigio de hallazgos… así al oeste, verán depósitos de morrenas, como se conoce la acumulación de material que ha sido transportado o depositado por el hielo en forma de témpanos, después la laguna de Jökulsárlón mostrando un paisaje de esplendorosa hermosura casi teatral, tanto que fue el escenario donde el legendario James Bond, el más famoso de los agentes secretos, en la película en «Panorama para matar» desplegó habilidades esquivando icebergs sobre una lancha a toda velocidad. Esos son pues los icebergs que ustedes verán si visitan Skaftafell…
Un destino único, no hay duda, quizá lo que si requiere es un poco de gusto por la aventura.
Ahora a irnos a Pakistan, hasta la cordillera de Karakorum, y ver el glacial de Baltoro.
Los entendidos aseguran que la cordillera del Karakorum y no la del Himalaya es la maravilla de la Creación. Dicen también que en ningún otro lugar existe el relieve alpino con esa vastedad avasalladora. De este lugar escribió en 1981 Maurice Herzog, el conquistador del Annapurna (1950): “Felices los elegidos que han tenido el raro privilegio de penetrar en ese santuario; todos han conservado un recuerdo deslumbrante, quedando marcada su existencia por sus esplendores”
Y se preguntarán ¿Cómo llegar hasta esa cordillera admirable? Pues por el norte de Pakistán, justo por el glaciar de Baltoro… 57 kilómetros que lo hacen de los más grandes del planeta fuera de las regiones polares.
Del Baltoro casi nada se conocía hasta 1938, pero 75 años después constituye uno de los recorridos de montaña más espectaculares y deseados, incluido en las grandes ofertas turísticas de las mejores Agencias y operadores de viajes. Desde el Baltoro los afortunados visitantes conocerán cuatro de los catorce «ochomiles» (cumbres que superan los 8.000 metros en términos de los alpinistas) que existentes en la Tierra, incluido el K2 (8.611 m.), la segunda cima más alta del mundo, sólo superada por el Everest (8.848 m.)
Y de Pakistán los llevaré hasta Alaska en Estados Unidos y a la más sorprendente Bahía de los Glaciares.
Una bahía de costas rudas por la erosión glaciar, bosques donde resaltan abetos y píceas, ensenadas de paredes abatidas y dieciséis gigantescos glaciares que descienden de las nevadas cumbres, doce de los cuales echan al mar icebergs de mil formas, tamaños y tonos de azul… Todo esto hace de este formidable y solitario estuario al sureste de Alaska, un bravío desierto helado de destaca como maravilla de los paisajes helados.
La Bahía de los Glaciares fue declarada Monumento Nacional en 1925, recibiendo además la calificación de parque nacional y reserva de la bahía de Los Glaciares en 1980. Luego, seis años después, la Unesco la declaró Reserva de la Biosfera y en 1992 la incorporó a la lista del Patrimonio de la Humanidad.
La Bahía de los Glaciares es el Parque, con la mayor concentración de glaciares ribereños del universo, ocupa una extensión de 13.287 km², de los cuales 10.784 km² se consideran zona salvaje. En ausencia de carreteras, el 90% de sus 380.000 visitantes anuales accede al mismo a través de sus aguas libres, a bordo de los grandes barcos de crucero, lo que lleva a muchos a resentir la falta de otras posibilidades de acceso.
Paisajes paralizantes donde se goza del sobrecogedor y frío soplo del glaciar Muir, el más célebre de la bahía, con sus 3 kilómetros de morrena frontal y sus 80 metros de espesor. Y como si fuese poco, acrobáticas ballenas jorobadas hacen las delicias de los visitantes encumbrando y bajando sus enérgicos cuerpos sobre la superficie del mar a pocos metros de los botes de observación.
Cubriendo esos 3,3 millones de hectáreas de escarpadas montañas, glaciares dinámicos, bosques templados, costas salvajes y profundos fiordos protegidos, el Parque Nacional Bahía de los Glaciares es un punto culminante de Pasaje Interior de Alaska y como ya dije, parte del Patrimonio de la Humanidad. ¡Todo un espectáculo!
Y de polo a polo queridos lectores… Ahora les llevo a la Patagonia, a esos Andes patagónicos, y a lo largo de 350 kilómetros, donde grandes tormentas van generando el campo de Hielo Continental, la superficie de nieves perpetuas más extensa del mundo, después de las de la Antártida y Groenlandia.
Son 47 lenguas glaciares de las que 37 vierten al Pacífico y 10 al Atlántico. Esas diez forman parte del Parque Nacional Los Glaciares. Dejan enmudecidos a los visitantes ya que su ostentosa belleza es única… Ver el Viedma, el Upsala, el Onelli, el Spegazzini y, por encima y a distancia de todos ellos, el Perito Moreno, que arroja sus torres de hielo sobre el lago Argentino con voluntariosa parsimonia y mineral escándalo, rompiendo de una manera inolvidable el silencio de templo que allí impera.
Se considera que el Perito Moreno es el glaciar más famoso y más impresionante del mundo. Sus pasarelas instaladas en la península de Magallanes, directamente enfrentadas a los 3 kilómetros de ancho y los 60 metros de altura de su morrena terminal, facilitan a los visitantes unas grandiosas vistas de conjunto. Parece magia, primero no importa la hora ni la luz porque siempre la belleza es extraordinaria. Se dice que estar en el Parque Nacional Los Glaciares, bajo la luna llena es una experiencia imborrable. Se habla de fuerzas sobrehumanas que se mueven libres en sus espacios… Fuerzas planetarias que pueden transportarnos a épocas muy antiguas y desconocidas…
Y para no irnos del sur de esta América fascinante, los llevo hacia Chile, donde encontramos los Fiordos Magallánicos
Y es que la Patagonia chilena es seductora. Quizá porque para algunos significa un admirable disparate geográfico. ¿Quién sabe? Hay quienes la consideran una zona inacabada del Planeta. Tan arcaica y casi virgen y a la que se le dan infinidad de nombrs y motes… Algunos de esos motes son sugerentes, no hay dudas, imagínense la Tierra del fin del mundo…
Y es que esos relieves extraños, algunos rotos, desmenuzados… Tierra removida, movida, tasajeada. Una vez leí que la Patagonia chilena no era adecuada a la idea de una tarjeta postal. Y vuelo a preguntar ¿Quién lo sabe? Hay gustos y gustos y quienes buscar lo agreste, lo salvaje de tierras, mares y hielos aquí tienen este rompecabezas geográfico.
Ventisqueros y glaciares, muchos de ellos con salida directa al mar, son lo común de sus paisajes haciendo justas magníficas con fiordos, canales, ensenadas, bosques, ríos, cadenas de lagos y de islas, aisladas y desconocidas casi en su totalidad. Fiordos Magallánicos brindando al visitante uno de los espectáculos más asombrosos. Cuesta creerlo… me pasó a mi cuando me anunciaron que eran la armonía del caos.
Y en esos agrestes paisajes vamos al encuentro de las Torres del Paine en la zona norte de la región magallánica, el más importante de los parques nacionales suramericanos y uno de los más renombrados a nivel mundial. Fue decretado así en 1959, quizá por la prodigiosa belleza de sus pilares de granito, elevándose a más de 2.000 metros sobre la estepa patagónica, por sus tupidos bosques y por esas lagunas glaciares atravesadas de témpanos, que unido todo a su magnífica red de senderos, hace del lugar un sitio de ensueño.
Y bueno, mucho hemos andado, nos quedamos aquí, pero tengan las maletas de la imaginación y la visa de los sueños listas siempre, porque en breve les daré otro paseo virtual por sitios helados pero hermosos
Soy Rebeca Levy
Directora de Información de Gentiuno.com
rivkalelevy@gmail.com
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