Luis José Uzcátegui: Venezolanos acoso y autoacoso

21 de mayo de 2017

Acoso 1




E
n el extranjero episodios de asedio, acorralamiento e importunación a venezolanos por venezolanos, se ha convertido en noticia mundial. Y en el país ha generado dos tendencias, una de solidaridad y otra de repudio.

Quien tiene la razón: ¡No lo sé! Lo que sí es fácil diferenciar son los resultados de cada posición e inferir motivaciones. Una forma de validar los derechos existenciales de los pueblos a sentirse humillados, vejados y asqueados por las conductas de una minoría y hacerlo conocer públicamente son los actos de señalamiento a funcionarios, exfuncionarios, familiares de funcionarios, amigos y beneficiados por el gobierno. Similar a la repulsión hacia figuras opositoras al ser “cazados” en Barcelona (España) en cordial contubernio con saqueadores de país. Estos actos de identificación de humanos son funciones mentales que permiten generar emociones y acciones de defensa social, asertividad y poner límites a la agresión generada por corruptos, trasgresores y delincuentes. Muy diferente son las conductas vandálicas, agresiones físicas o linchamientos que bloquean en el otro la posibilidad de reflexionar y responsabilizarse de sus actos.

Nada parecido

Acoso 4
Tampoco el acorralamiento, tal como se está realizando en diferentes países tiene similitud con las acciones bestiales ordenadas por los personajes del régimen. Muchos de los que se “escandalizan” lo hacen con argumentos similares a los del gobierno totalitario y sádico para entrampar al ciudadano en el pensamiento “todo o nada” e inserción de culpa por “violencia moral”. O simplemente, su propio inconsciente, le hace una jugada, percibe que tiene que poner las “barbas en remojo” y se convierte en juez implacables de los otros. No hay sociedad humana donde el proceso de equilibrio no pase por tensiones y necesarias confrontaciones, algo muy ajeno a las prácticas delincuenciales del régimen; proceso que si no lo saben leer líderes de oposición, analistas o anclas mediáticas entorpecen la dinámica gigantesca de resolución que está en marcha para salir de esta tragedia nacional e inclusive opacan sus propios logros.

De moda…

Acoso 2
Lo del acoso a quienes acosan, es similar a la tendencia de moda de algunos políticos, encuestadores y generadores de opinión de acosar al pueblo vendiéndoles a personajes que estuvieron con el chavismo como redentores del país. Con danzas histéricas acusan al pueblo de “ignorantes” en política por la molestia que genera en los venezolanos esta “venta de personajes”. Otra cosa es que un porcentaje de la población venezolana vinculada al chavismo, sea integrada al gran proyecto del nuevo país, pero no la carta “debajo de la manga”, al permitir que en esta población de hermanos venezolanos se filtren corruptos, trasgresores y portadores de crímenes de lesa humanidad.

Cuidado con las estrategias del régimen… Ha logrado ensartar a muchos opositores en la falsa idea de que hay que entregarse con sumisión a los disidentes del gobierno y oficialistas descontentos (quienes ciertamente pueden desencadenar una implosión en el gobierno y ayudar a la solución). El mito creado es que estos personajes descontentos con las atrocidades del gobierno se molestan, se sienten agredidos, perseguidos y no colaborarán sino se les trata como seres excepcionales: Hay que abrirle los brazos, ciegamente y sin establecer ni exigir una relación de respeto, justicia y realidad. Estratégico seria generar una matriz de opinión positiva hacia militares e integrantes del gobierno, pero en función de la premura con que ayuden con hechos, a lograr libertad y democracia en Venezuela.

Autoacoso

Acoso 3
Hay otro tipo de escaramuza psicológica muy peligrosa y siempre presente en la mente de todo ser pensante: La fuerza psíquica que tiene la mente para acosar a la propia mente. Con demasiada facilidad y frecuencia lo que determina la generación de emociones e ideas son las propias creencias, prebendas, viajes, miedo, corrupción, tener cuñas, contratos, mediocridad, egolatría, almuerzos, viáticos, “chambas”, quedar bien con los integrantes del equipo, tener un familiar o amigo en la jugada oficial, ignorancia, desactualización, mediocridad… Se entra en un gigantesco torbellino de asedio propio y entonces es el momento cuando se transforma en heraldo de: “justicia”, “respeto”, “moral” o lo “políticamente correcto”. En un autoacoso muy peligroso, que sin darse cuenta, lleva al individuo a descalificar a millones de seres que ejercen sus derechos de libertad social existencial.

El mejor ejemplo de autoacoso fue lo que sucedió en la negociación entre MUD y gobierno, la realidad demostró lo fácil que es engañarse al fijar posiciones de forma “ciega”. Los escenarios no tienen que ser como piensa el “personaje” que negocia, sin leer la realidad ni estar alerta a la dinámica grupal con quien negocia (por ejemplo, psicopatía). Entonces es cuando se llega al error “cantado” que fue lo que sucedió al manejar las negociaciones de la forma como lo hicieron. ¡Más peligroso es el autoacoso, que el acoso! Este último es visible, el autoacoso, sin que la sociedad lo perciba puede estar presente en muchos dirigentes, políticos, columnistas, periodistas, encuestadores. Con frecuencia, el portador del autoacoso, tampoco entiende el porqué de sus propias opiniones y conductas. El autoacoso se disfraza con máscaras sociales, poses, argumentos, historias, intelectualidad, resultados o montajes de encuestas, academicismo, moral, filosofía, cobardía y obviamente muchas mentiras…

Luis José 7 de febrero 2015
Luis José Uzcátegui
Médico psiquiatra y antropólogo
ljuv2000@gmail.com
@LuisJUzcategui
 

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