Melchor Miralles: Podemos, con medicina venezolana

19 de noviembre de 2014

Podemos y Chávez



Ya le han entronizado. Pablo Iglesias tiene mando en plaza en Podemos. Y con un sistema de elección con aspectos cuestionables, pero mucho más deseable que el empleado por otros partidos. Nada más ser elegido, Iglesias lanzó un mensaje para neutralizar el miedo y captar votos a un lado y otro. Trató de huir del tono mitinero al uso y perfiló lo que podría entenderse como un plan de Gobierno.


Pablo Iglesias y Hugo Chávez 2A mí Podemos y sus líderes no me dan miedo. Pero me preocupa el fenómeno, porque la historia demuestra que a veces los remedios son peores que la enfermedad. A Iglesias, Monedero, Bescansa, Errejón y demás mandarines de Podemos les cabrea que en las discusiones les hables de sus vinculaciones con el chavismo. Pero sucede que solo se les conoce una experiencia de práctica política directa: su asesoramiento al chavismo. No eran meros escribidores de papeles para lectura e inspiración. Jugaban un papel relevante entre los asesores de la Presidencia…

Y como ese es su pasado inmediato conocido es legítimo recordárselo para no llevarnos a engaño. Porque en Venezuela, Chavez emergió como figura del movimiento bolivariano revolucionario. Los partidos tradicionales venezolanos se iban al carajo, la corrupción era galopante, las clases medias se vieron revolcadas por la crisis, la subida de impuestos sacó a la gente a la calle, Carlos Andrés Pérez, Caldera y los demás no estuvieron a la altura y el personal vislumbró una ilusión y un camino para la ruptura con un régimen que agonizaba. Un escenario con similitudes con el español de hoy.

Chavez preconizaba el cambio, el final del sufrimiento, el nacimiento de una ilusión. Con su oratoria fácil y su apelación a la defensa de los derechos de los más necesitados llegó al poder en 1998. Y se acabaron las musas, porque era la hora ya del teatro. Y la función ha terminado como el rosario de la aurora. El país está al borde de la bancarrota. La libertad es un sueño. La prensa libre ha sido aniquilada. Los derechos fundamentales se violan cada día. No hay artículos de primera necesidad. Caracas es la segunda ciudad más peligrosa del mundo. Proliferan los chivatos a la cubana. En quince años se han cerrado más de 7.000 industrias. La pobreza se extiende como una mancha de aceite. La cesta de la compra sube un 90%. En las farmacias no hay ni paracetamol. Aumentan los exiliados. El viaje a la ilusión ha terminado en pesadilla.

Pablo Iglesias y Hugo ChávezEsa es la realidad de la Venezuela del chavismo y la revolución bolivariana. Y en ese viaje, al comandante le acompañaba una tripulación de la que formaban parte como asesores más que cualificados algunos de quienes hoy están en el escaparate de Podemos. No es broma. Es para pensárselo. En el diagnóstico de la enfermedad que padece España es difícil no coincidir con Podemos. Pero las recetas que nos venden para curar al enfermo no parecen las adecuadas. La enfermedad de España es grave. Y no estamos para bromas ni para tratamientos contraindicados. Porque si sucediera no es que el remedio sería peor que la enfermedad. Es que el enfermo no tendría cura.

Melchor Miralles




Melchor Miralles
Periodista español
@melchormiralles 








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