Salvador Sostres: La Guerra Fría

Es otra vez la Guerra Fría pero Europa es tan estúpida reprochando a Estados Unidos que tengan intereses comerciales que nunca se da cuenta a tiempo de quién es el verdadero enemigo y sólo reacciona cuando se siente abrumada por el recuento de cadáveres. Trump quiere liderar, y puede, porque tiene más submarinos y portaaviones, para defendernos también a nosotros. Quiere fabricar sus productos y venderlos, y proteger el estilo de vida de sus trabajadores, que también es nuestro estilo de vida.


Su adversario es China, no tan capaz en lo militar pero con un ejército de más de mil millones de esclavos sin apenas derechos y exprimidos a cambio de un bol de arroz al día por unos cuantos miles de empresarios más capitalistas y antisindicalistas que Margaret Thatcher. Por ello acierta Trump -aunque parezca un reaccionario- cuando habla de equilibrar la balanza comercial. Lo que en realidad está equilibrando es la libertad.

Del mismo modo, aceptar el despliegue del 5G de Huawei en Europa es entregar nuestros datos -es decir, nuestras vidas- al Partido Comunista chino; e imponer la «tasa Google» es sembrar de minas antipersona las playas del desembarco de Normandía. Con el Brexit, el Reino Unido ha elegido bando, mercado, y la democracia y la libertad como su estilo de vida.

En España, el único que lo entendió fue Aznar, con su alianza con Bush y Blair.


La foto de las Azores fue nuestro único instante de política internacional seria, profunda e inteligente desde la recuperación de la democracia. Aznar anticipó que Europa es no más que un barco a la deriva de viejas divas arruinadas y presumidas; y que sólo se aprende y se crece con socios más inteligentes, más ricos y más fuertes, a los que ayudas para que te ayuden y no eres el demente faltón que primero les insulta y luego les exiges que te paguen la cena y corran a defenderte si te metes en líos. Es una guerra comercial, logística, es la misma guerra crucial de cada era para liderar el mundo.

Es la Guerra Fría. Democracia imperfecta, bastarda y cínica, contra totalitarismo asfixiante y asesino. Sólo Aznar lo entendió y la turba en su ignorancia trágica votó a Zapatero, que se quedó sentado en el desfile. «¿Quién ha sido?», clamaron los socialistas, en otro de sus linchamientos inmundos. Al cabo de los años, el mismo Zapatero les ha respondido: «Maduro».

Salvador Sostres. Periodista, articulista, y columnista político y deportivo español