Ytala López: Clásico Boca-River lección de liderazgo en contraejemplo

Hace unas pocas noches atrás los argentinos en el país y en el mundo asistieron a un evento que no puede ser descrito como menos que patético.

Fue un collage de las peores expresiones antideportivas y de las complicidades en todos los órdenes.

La agresión recibida por los jugadores de River, a quienes les fueron arrojados una sustancia que les quemó la cara y parte del cuerpo, las reacciones del equipo de Boca, muy lejos de la solidaridad, los dirigentes que parecían estar en medio de una parodia al peor estilo de “Los Tres Chiflados” y la algarabía de los cánticos de una hinchada anestesiada, como cortina musical. Sin mencionar la aparición inexplicable de un dron que le recodaba a RIver su pasado por el descenso a la “B”.


Desde el otro lado del televisor se podían escuchar los comentarios, en inútil off de record.

En una suerte de “Songo le dio a Borondongo y Borondongo le dio a Bernabé” se comentaba que el árbitro esperaba por el dirigente de la Conmebol y éste esperaba nadie sabía a quién.

El técnico de RIver, visible y lógicamente indignado, el médico del cuerpo técnico decía que no se podía seguir jugando, los jugadores de Boca listos para retomar el partido; la irrupción en la cancha del presidente de River sumó, aún más, confusión por lo que el técnico de Boca, a su vez, se salió de sus casillas, y en una autentico gesto de furia casi se saca la campera para ir a increparlo, por lo que el máximo representante de RIver fue sacado de inmediato de la cancha.

Todo está oda a la barbarie se vio en perfecto HD.

Pasaron horas antes de ser anunciada la suspensión del partido.


El campo de juego parecía oler a testosterona pura, salvaje, rancia. Ni la razón, ni, mucho menos, la empatía tuvieron lugar.

Lo que si nos ofreció, muy claramente, este clásico, fue una lección de liderazgo, en contraejemplo.

1. Lejos de tomarse rápidas y claras decisiones, ante semejante situación estresante, las mismas fueron pateadas a lo Messi pero con una sucesión de goles en contra.

2. Nadie asumió responsabilidades.

3. La reactividad le ganó todo el campo a la proactividad.

Los contraejemplos de liderazgo, lastimosamente, parecerían no ser exclusivos de las canchas de fútbol, también se han expresado en el ámbito político.

Alguna vez escuché decir que el líder es aquel capaz de ver por encima de la copa de los árboles. Unas noches atrás, en La Bombonera, la dirigencia, toda, estaba enredada entre los arbustos.


Ytala López
ytalalopez@hotmail.com
Socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela
Especialista en Coordinación de Grupos
Vive en Argentina
@ytamar13