Hermann Tertsch: El retorno del miedo
17 de noviembre de 2014
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“El miedo va a cambiar de bando”, ha anunciado el nuevo caudillo liberador de España en un teatro de Madrid y los cientos de congregados lo han celebrado con desatado entusiasmo. En la capital de España, en la Europa Occidental, en el mundo libre y democrático, un líder de un nuevo partido llamado Podemos, convertía este sábado el miedo en instrumento y argumento, en arma y bandera política.
Y sus seguidores, el aparato de un nuevo partido, respondían felices al compromiso y deseo de meter miedo a otros españoles que no sean de Podemos. Como si gritaran todos “Que viva el miedo de los demás”, “que vivan en el terror nuestros enemigos porque razones tienen para tenerlo”.
Nadie había celebrado el miedo de nadie en España desde que se dio por enterrada la dictadura. Solo ETA y sus organizaciones habían utilizado el miedo como instrumento político propio. Y hay que decir que con mucho éxito. Ahí está ETA gobernando en municipios y en la diputación de Guipúzcoa y pronto probablemente lo hará en más sitios porque jugar con ventaja nunca es un impedimento. El miedo a levantar la voz contra ETA en el País Vasco es una sensación que ya comienzan a entender y compartir muchos otros ciudadanos en toda la geografía española. Porque criticar o atacar al nuevo partido no es solo impopular porque sus seguidores responden con poca tolerancia y mucha fiereza a cualquier pega. Resulta ya peligroso porque son muchos ya los que advierten de forma abierta o no de la represalias que sufrirán aquellos que hoy destaquen por no facilitar el camino a esta fuerza política. Este partido ha lanzado el mensaje que va a arrasar electoralmente y gobernará pronto. Y también ha dejado claro que quien no les ayude es su enemigo y como tal será tratado una vez estén en el poder, que es un lema paraterrorista de la extrema izquierda, es ya consigna del partido que muchos consideran será el próximo en gobernar España. Un partido cuyo caudillo nunca ha ocultado su admiración por las actividades a la hora de luchar contra el Estado y sembrar el terror de la banda ETA. De las consecuencias que ese gobierno pueda tener para nuestro país tendremos tiempo de hablar.
Ayer en todo caso puede darse por comenzada una nueva era porque un partido que aspira a gobernar ya proclama su objetivo de aterrorizar a quienes no compartan sus fines. Como el terror revolucionario de Lenin y Stalin, dos referentes no precisamente modernos de nuestros nuevos políticos de moda, el miedo que Iglesias, Monedero y los suyos quieren infundir requiere de razones. Y si el terror rojo -que ellos han celebrado en sus fiestas y en sus clases universitarias que se antojaban mítines según sus alumnos- requería ejecuciones, tortura, desapariciones y muchas detenciones, de momento, Podemos se limitará hasta que llegue al poder a difundir ese miedo difuso que se extiende con sus amenazas a todos los que no los celebren. Entre cánticos y consignas jaleadas como en el principio de los tiempos de la política de masas en los albores del siglo XX. Así ha celebrado en el Gran Teatro Apolo de Madrid el nuevo partido de masas, Podemos, la elección, por un 88% de los votantes, de su caudillo.
Todos sabían que se llamaría Pablo Iglesias. Aunque nadie puede controlar seriamente la veracidad y corrección de esa votación ni la calidad y libertad de los votos emitidos. Pero eso da igual. Porque los cuadros reunidos en aquel teatro sabían muy bien a lo que iban. A lanzar el mensaje que transmita la impresión de cohesión y firmeza de una organización y un aparato recién creado. El partido nuevo apenas ha cometido fallos hasta ahora. Tiene el camino libre ante la necedad, corrupción, indolencia e impotencia de los grandes partidos. Y sabe que la sociedad española es fácil de intimidar. Y que con voluntad de imponerse les seguirán unos por entusiasmo, otros por miedo y otros por cálculo.
El miedo como arma política que en Europa Occidental se desterró después del hundimiento del nazismo en 1945 y en Europa Oriental después de la caída del comunismo en 1989, retorna a España uno de los países en los que con mayor brutalidad se utilizó en unos años que nos llevaron a una sangrienta guerra civil y a cuatro décadas de dictadura. La democracia española de la transición parece agotada. Una parte de la sociedad española parece decidida a buscar atajos a una supuesta felicidad y justicia fuera de los cauces de la sociedad abierta europea y a liquidar al Estado de derecho al que confunden con un sistema al que todos han dejado fracasar. Podemos con su caudillo Iglesias llegan dejando claro que quien no esté con ellos es su enemigo. Y que tienen voluntad de que ese enemigo tenga muchas razones para aterrorizarse. Ya antes de ganar y tener el poder para el terror total, ya han logrado triunfar infundiendo mucho miedo a ciudadanos españoles que creían que nunca más tendrían que dudar cuando sonara el timbre de madrugada de que quien estaba allí en la puerta era el lechero.
Hermann Tertsch
@hermanntertsch
Periodista español. Columnista del ABC de España. Comentarista de Televisión
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