Jesús Peñalver titula: Miseria humana en la Asamblea
16 de agosto de 2013
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La miseria humana resulta, desde luego, incompatible con los avances que en materia de Derechos Humanos hemos venido observando a nivel mundial. En este orden, ha sido respetuoso y progresivo el tratamiento que se le ha dado a esta materia, y evidente el reconocimiento que las legislaciones modernas han dado en áreas de defensa, promoción y protección de los DD.HH, de allí que se hable de personas con discapacidad, violencia de género, adultos mayores, libertad sexual, transgénero, en fin, de la pronunciada tendencia a procurar la eliminación o reducción al mínimo de la discriminación, con un marcado respeto por la dignidad humana y en el entendido que cualquier diferencia o condición debe ser considerado un valor y nunca un defecto.

Aludir o remedar a una condición física de cualquier persona; referirse a su condición o a su orientación sexual, a “lo que prefieren o no prefieren en el amor”, resulta reprochable desde todo punto de vista, habida cuenta que quien profiere el insulto o se burla, es supuestamente alguien que milita en un partido “humanista”, vive halagando al difunto que le proveyó tantas canonjías y ahora se presenta como un adalid con loco afán dizque persiguiendo la corrupción. Si empezara por casa propia sería estupendo y digno de encomio ¿o manicomio?
Sin más vuelta, la unidad duele y la usurpación tiene culillo. Esa perturbación angustiosa del ánimo, ese miedo, se evidencia en las arremetidas recientes contra partidos de oposición y sus dirigentes, el arrebato de sus estructuras y denominaciones, en la prohibición de derechos fundamentales a la jueza María Afiuni, la negativa a conceder una medida humanitaria a Ivan Simonovis, incocente civil confinado a una mazmorra militar y con riesgo de morir, al decir de su amada familia y equipo de abogados.

A esto se añade el allanamiento amañado de inmunidades parlamentarias y la amenaza de seguir en ese siniestro propósito; el estrangulamiento de medios de comunicación y la persecución a sus dueños y periodistas. Otro tanto o mucho ocurre con las ilegales e interminables cadenas, que no bajan por ser tan granbdes los embustes y necedades que allí se emiten.
Sorprende la inopia intelectual y el enanismo político de ciertos funcionarios, que al propio tiempo comporta un desprecio por la dignidad de las personas y un insulto a las instituciones democráticas. No conforme con los hechos, también maltrata con palabras. Vale señalar que, los sicólogos recurren a los términos de maduración o madurez y encuentran que ésta se produce en forma irregular y muchas veces independientemente de la edad. Unos maduran más pronto, otros más tardíamente y hay personas que se mantienen en un permanente estado de inmadurez.

Sin temor a equivocarnos, esta valiosa reflexión del pedagogo romano-español aplica también para aquéllos que quieren hacer de la política su oficio, pero que no han sabido entenderla a cabalidad, y por tanto se han servido de ella alegremente.
Todas las personas merecen respeto y consideración; otros no deben olvidar que del crimen no se regresa, aunque haya arrepentimiento y se avergüencen lavándose las manos, porque aunque quiten la mancha del delito o de la ofensa y ya no estén en esas manos criminosas, la mancha se habrá ido hasta la conciencia y allí el agua y el jabón no pueden penetrar.
Si se retractase u ofreciera disculpas públicas el capitán Carreño, el ofensor que da origen a esta letras, ya no valdría de nada, pues como se dice: nemo auditur propriam turpitudinens alegans… (Nadie para defenderse puede alegar su propia torpeza).
Aunque siempre he procurado librarme del autoelogio, ello no impide afirmar con orgullo y satisfacción ante nuestros hijos y ante la sociedad donde cumplo mi rol, que mi vida está libre de procesos criminales y de estafas al fisco, y que ante cualquier acto inhumano, represivo, discriminatorio o insultante a la dignidad de las personas, no puedo permanecer inmutable. La miseria humana no va conmigo.


Jesús Peñalver es abogado. Columnista de Opinión
penalver15@gmail.com / @jpenalver
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