Jesús Peñalver titula: Una lectura del 8D
14 de diciembre de 2013
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A pesar del afán continuado del gobierno por disminuirlos en sus efectos y significación política, los resultados electorales del pasado 8D pueden y deben considerarse aceptables, eso creo.
No es poca cosa haber alcanzado un mayor número de alcaldías, lo cual incluye haber ganado en ciudades importantes, otrora teñidas de rojo, y con mayor población.

Quien está en el poder no quiere abandonarlo y cada día se aferra más a él. La campaña abusiva signada por el uso de recursos públicos, el aparato informativo de los medios a su servicio, con la aquiescencia de los órganos llamados a poner coto a tanto despropósito, impide a la oposición alcanzar otros niveles de triunfo –al menos por ahora-; no obstante y como hemos dicho, la victoria obtenida no es nada despreciable, como ha querido hacer ver la mandonería aposentada en Miraflores.
Tengo razones para ver con agrado la jornada del pasado 8D. El martillo del gobierno intentando convencernos –hasta cuatro o cinco días después del evento- de que la victoria fue oficial, y que la oposición está disminuida. Pues no.
El régimen sabe que ya no cuenta con el “rojismo” nacional mayoritario, que su campaña obscena no logró el aplauso de los votos tradicionales, que su aparato de propaganda no funcionó, hasta el punto que quien preside poco apareció haciendo compañía a sus “abanderados”, que la oposición venezolana reconoce que el voto sirve para desenmascarar a los pillos electorales y como instrumento de la democracia –aunque afectada- sirve para cambiar el estado de cosas en que nos encontramos.

En todo caso, los escenarios por venir habrán de ser, como siempre y corresponde, pacíficos y constitucionales. Claro que se puede criticar a la MUD, pero resulta inconveniente que todo el mundo repita falsedades sólo porque circulan en los medios.
No conviene criticar a la MUD solo porque lo haga algún “notable” comunicador o político trine o pajaree, o por “medalaganismo”. No es serio criticar a esa instancia que hoy aglutina a los factores democráticos del país para enfrentar la hegemonía mandona y raquítico es el favor si de verdad se quiere derrotar la opción continuista del poseso.
Conviene apoyar a la MUD, reivindicar la política, y dejar de lanzar piedras a una piñata inexistente. Pedirle que hable sin parar es una idiotez. Sería como pedirle que sea igual a Chávez, en su momento, a su verborrea interminable y enojosa o a las tonterías del otro.
Como dice Alonso Moleiro: “Los excesos chavistas transitan con un margen de impunidad muy grande, y eso quedó demostrado de nuevo en estas elecciones.”
Ese es el verdadero enemigo político, he dicho político.

Jesús Peñalver es abogado
Columnista de Opinión
penalver15@gmail.com / @jpenalver
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