No al «Malandrismo» 

14 de marzo de 2016

Malandrismo




Derivamos todas las conversaciones acerca de la crisis incomparable de nuestro país, en una interpretación reductiva que nos subraya la economía como protagonista exclusiva.

Una vez más creamos análisis simplistas que se traducen en intentos equívocos de hallar un resultado vago, de pretender saber cuándo terminará la pesadilla. Por supuesto sin atinar en lo más mínimo en sus proyecciones y predicciones.

Nuestra descomposición no es económica, la economía es solo el síntoma notorio de la metástasis profunda en la que está inmersa el país que se traduce en una anarquía moral, que no logrará alquimia alguna sin tratamiento invasivo e incluso agresivo en algunos casos.

Si bien estoy convencido de que hay un potencial humano valiente que sigue con perseverancia y lucha el sueño del rescate urgido del país, hay un gigante oscuro, aún poderoso que mantiene bajo las sombras y escombros morales a muchos venezolanos que han institucionalizado una forma de sociedad que hoy tiene nombre propio y cierto: el “malandrismo”.

Malandrismo variado
Este término, de por sí antipático, sin forma gramatical válida, no define posturas políticas, no señala oficialismo ni oposición, es una forma cultural de vieja data que hoy pareciera ser parte de la identidad de muchos venezolanos, de esos que se deben escribir en minúscula, para señalarlos como referentes de esta Venezuela pequeña que de ser ejemplo en muchos años es hoy en día el drama país más notorio del planeta.

Vivo en el exterior desde hace varios años, lo cual no me quita la licencia de seguir sintiéndome venezolano, orgulloso además, porque parte de mi formación se la debo a mi país natal, renegar de esa posición sería un suicidio contra mi esencia, en cada lugar donde me presento, mi apellido sigue siendo Venezuela: Juan Diego el conferencista y motivador venezolano, así expresamente me definen.

Cuando llegué a mi ciudad de residencia, recuerdo que me inscribí en el consulado. Para ese entonces en Quito éramos unos 700 venezolanos en el Ecuador, hace unos días conversaba con un compatriota recién llegado y me dijo que las cifras ascendían a 17.000 mil registrados. No me atrevo a dar fe cierta de esta cantidad, pero sí les puedo decir que hay sectores inundados de nosotros en la capital.

Venezolanos orgullosos y honestos
Muchos son familias que con la dignidad en alto y la humildad presente, vienen tal cual refugiados de una guerra a intentar despertar en nuevos caminos para sus hijos y para ellos mismos; profesionales que consiguen cualquier trabajo y empiezan de cero con amor y disciplina. Para ellos mi abrazo amigo y apoyo gigante; emigrar es un duelo muy complejo para quienes lo ejercimos con coraje y dolor profundo al tener que dejar parte de nuestra historia atrás.

Sin embargo, están los otros, los exportados por el “malandrismo”, el vivo, el soberbio inculto, el que llega a un país sintiéndose el capo del barrio, el que trata a los nacionales con desprecio, el que señala a la gente humilde y les dice cholos e indios, el que ensucia el parque y hace parrillita con cavita, el que pone la música a todo volumen, el que matraquea con su ingeniosa viveza a gente sana, el delincuente choro, que en muchos casos fue el causante de que muchos migráramos.

Exodo y esperanza
Los venezolanos que vivimos y hacemos patria en otros países, los que asumimos salir de nuestro territorio, con bandera en alto, para decir que seguimos siendo una Venezuela posible, de talentos, de trabajadores, de hombres de principios, no vamos a permitir que ensucien nuestro trayecto y muchos menos que la nueva exportación sea un tapiz de lo peor de nosotros, para ser reconocidos por nuestras malas conductas, despreciables y amorales.

¡NO AL ″MALANDRISMO”!


Juan Diego 2014Jonathan Humpierres (Juan Diego)

Cantautor, músico y abogado venezolano
juandiegocd@yahoo.com
@juandiegomotiva





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