Luis José Uzcátegui: Explosión social en Venezuela: ¿Se dará? (Parte 3)

13 de septiembre de 2015

Explosión Social 65



Como empieza y porque

Nunca se sabe realmente cuando empieza una explosión social. Son tantas las cosas desagradables que se van acumulando en las mentes de los integrantes de un grupo, que un día, por algo sin mayor importancia, que sucede con frecuencia, ese día y ese episodio, se convierte en la mecha que prende la explosión.

Pelea por un pollo
En una cola gigantesca dos mujeres pobres y desesperadas de cargar tanta desgracia se destrozan sus ropas y caras por un pollo. Esto es suficiente, sin mayor explicación, para que integrantes de la cola reaccionen con mayor vehemencia que otros días.

La reacción se contagia en los transeúntes, se unen al reclamo con agresividad, después los vecinos se integran, la noticia se riega por el barrio y la gente se lanza a las calles: vociferan, gritan consignas sociales “queremos ser libres”, “tenemos hambre” y de unos pocos manifestantes se pasa a cientos como un deslave que se agiganta, la masa humana va creciendo. ¡Estaban dadas las condiciones para una explosión social grande y mantenida!

Sin enemigo no hay explosión

Nunca se dará una explosión social si no se tiene como objetivo otro grupo social -con evidencias o referencias- de ser agresor. Siempre deben existir dos a más grupos que tienen diferente posiciones de poder, roles, posesión de bienes o conductas y carga la peor parte el que reacciona pues recibe “palos” de todo tipo y sin piedad.

Esto explica la tendencia de algunos gobiernos a buscar enemigos externos para evadir responsabilidades, distraer, aturdir y “tiran la parada” de insertar en el imaginario colectivo enemigos que no existen. Buscan confundir y cambiar la percepción que tiene el pueblo de ellos como causantes de la escasez y abusos.

En las avalanchas sociales el objetivo pueden ser negocios que venden alimentos o productos. Integrantes de organizaciones, instituciones, poderes políticos. O algo impreciso pues la turba no sabe claramente cuál es su objetivo y arrasa con todo.

El pollo no fue el disparador…

Grito rostro
Lo que encolerizo a la gente y la hizo explotar no fue ver a dos mujeres peleándose por un pollo, tampoco la cara ensangrentada de una ni los senos destrozados de la otra. Lo que determino el disparo fue el sentimiento de privación, ese estado emocional que le dice al humano que tiene menos de lo que se merece o menos de lo que cree que se merece.

La privación es un estado emocional acompañado de ideas que se debaten entre “lo que es” y “lo que debe ser”. La privación surge de las comparaciones entre nuestras experiencias y nuestras expectativas de comparar un pasado con un presente fatal. La privación aparece y se siente en plenitud cuando se descubre que existe; cuando muchas personas hablan de lo mismo y se quejan de lo mismo. Las expectativas en los humanos siempre aumentan y si no se logran neutralizar el sentido de privación siempre prosperará.

Por ejemplo, no tener comida, no poder adquirirla con facilidad, pasar por grandes sacrificios para comer poco y malo es algo que en una sociedad representa una situación de alta privación. Sin duda que depende de cada sociedad, no es lo mismo Haití, donde mayor o menor escases, no activan significativamente los esquemas mentales del poblador.

Privación + frustración

Escasez y frustración
El primer eslabón para la explosión social es la privación y con está emoción se activa otra muy peligrosa: La frustración. Una sociedad agiganta su frustración cuando descubre que muchas de las cosas que le han dicho son mentiras. La frustración es potenciada por la cotidianidad, todos los días escasea la comida y las explicaciones de los responsables son absurdas además de abuso, corrupción, francachela y prepotencia.

Llegó la agresión…

Hasta este momento las emociones de privación y frustración alimentaban quejas, lamentos, sufrimientos y protestas menores, pero un día explota la agresión. El pretexto una pelea de mujeres, una noticia desatinada, un mensaje agresivo del régimen o el robo de las elecciones. O simplemente un apagón, como sucedió con el ultimo estallido social de New York en el año 2003, los controles sociales se pierden por efecto de la oscuridad, una “buena” oportunidad para que la privación y frustración que guarda la sociedad sumado al pillaje y saqueo que acompaña toda acción colectiva, facilite la explosión social.

Una vez que se presenta la oportunidad emergen actos individuales de agresión y se sube un escalón más en la ruta hacia la explosión social. Si bien son conductas que venían dándose en baja intensidad e inclusive puede formar parte de la “nueva” cultura agresiva de un país, como el caso de Venezuela, esta vez, la agresión es diferente. Es mucho más que insultarse en la calle, amenazar, agredir, saquear locales o camiones esta vez la agresión se vuelve más difusa y asume el rol de respuesta dominante.

Continuará…

La próxima entrega: ¿Cómo se instala la explosión social?

Luis José créditos 2015Luis José Uzcátegui
Médico psiquiatra y antropólogo
ljuv2000@gmail.com  / @LuisJUzcategui

Su más reciente libro “La Miedocracia. Venezuela, el país del miedo” *

http://www.amazon.com/dp/B00WC90HJQ?ref_=pe_870760_118561140

 

Ver también
Luis José Uzcátegui: Explosión social en Venezuela: ¿Se dará? (Parte 1)

Explosión social en Venezuela: ¿Se dará? – (Parte 2)





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