Mercedes Montero: Un régimen Perverso
12 de abril de 2017
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Parece mentira, que después de más de tres lustros luchando por la recuperación de la libertad y democracia en Venezuela, cada día hayamos retrocedido más. Hoy en día Venezuela está violentada por un régimen perverso manejado desde Cuba, que para humillarnos colocó a Nicolás Maduro, una marioneta cuya verdadera nacionalidad no está clara, como presidente de la República, respaldado por unas fuerzas armadas que al haber sido totalmente corrompidas, cambiaron el honor por el billete.
Durante los 18 años en los que Venezuela ha estado tiranizada por el Castro comunismo, el pueblo venezolano ha visto la transformación del país en una especie de cárcel en la que solo sobreviven medio muertos de hambre aquellos infelices ciudadanos que han rendido sus derechos al creer en las falsas promesas hechas por el régimen con tal de someterse a los dictados del difunto traidor, quien siguiendo los mandatos de La Habana solo les daba una parte de lo prometido a un grupo seleccionado a conveniencia lo cual generó esperanzas en todos aquellos que nada recibieron. Por supuesto si “al vecino le acomodaron el rancho” a mí también me lo van a arreglar (aunque nunca suceda). Otro tipo de amarre “Si a alguien le dieron algún beneficio de las misiones, aunque no le guste lo que ve, guarda silencio para que no le quiten el beneficio.
En nombre de la “revolución bonita” y de ese “redentor de los pobres” se llevó a cabo una labor de siembra de odio entre los venezolanos: “patriotas” eran los seguidores del “proceso”, es decir Chávez y “oligarcas” eran los opositores. Hasta los niños sin saber el verdadero significado de ambos términos, los aplicaban. A partir de ese momento la nación se dividió en dos partes y lo nunca visto antes en Venezuela se comenzaron a ver: “esas dos partes como enemigos”.
Por órdenes de Fidel Castro, Maduro quien se caracteriza por su escasez intelectual y haber sido adoctrinado por el castrismo, calificaba perfectamente para ser el títere que en apariencias lideraba el proceso de transformación de todas las instituciones del Estado en simples oficinas encargadas de la destrucción del país en todos los aspectos; terminar de corromper a las Fuerzas Armadas y someter al pueblo venezolano mediante la aplicación de todo tipo de humillaciones. A partir de ese momento se ahondó y expandió el proceso de cubanización, ese que incontables venezolanos dijeron “No vale, no lo creo”. “Venezuela no es Cuba”.
Es necesario destacar que desde 1999 hasta el presente la situación política venezolana ha sido controversial, en un principio la gente le reía toda la ordinariez y, consideraba a Chávez como un hombre campechano y justiciero, que hablaba en unos términos entendibles para el pueblo. Pero después de 18 años de destrucción, saqueo, muerte, enfermedad, escasez de todo tipo, sin servicios básicos, sin respeto por la Constitución ni la ley por parte de los gobernantes, la evaluación del “proceso” por parte del pueblo es contraria a la que una vez tuvo. Así como también ha cambiado la evaluación de la Comunidad Internacional sobre el otrora país rico, sociable y productivo que fue Venezuela. Hoy unos dos millones de venezolanos han emigrado a todos los confines del planeta. Nuestros jóvenes han dejado la vida luchando en las calles llevando como bandera su deseo de vivir en libertad y democracia. Muchos de ellos han sido masacrados, sufrido heridas que en algunos casos han provocado su discapacitación, han perdido su libertad yendo a parar al equivalente de estar enterrados en vida en alguna de las mazmorras creadas por el régimen.
Los calificativos dados a las verdades expresadas reflejan en una proporción importante del pueblo venezolano una mezcla de ingenuidad, arrogancia y desafortunadamente también comodidad. Sin embargo en la catástrofe en la que el Castro comunismo transformó
al país y, confiscó el futuro de su juventud, se puede ver y admirar su lucha por recuperar al país y, su futuro, algo que solo se logra en democracia. Por otra parte, la rendición por hambre, miseria, enfermedad, embrutecimiento del pueblo por parte del régimen también ha logrado que la sumisión apague la lucha, la oposición se divida en cuanto a estrategias se trata…
Hay gran confusión, mientras tanto la nación sufre lo indecible, pero el engaño equivalente al espejito que los conquistadores le enseñaban a los indios para robarles las pepitas de oro continúa siendo un anzuelo. Es la miseria en la que vive el pueblo la que lo lleva a creer en las falsas promesas, a conformarse con una bolsa de comida, ya que parece haber olvidado o no haber entendido que tiene derechos y deberes inalienables. Es cierto que hay políticos que defienden los intereses del partido antes que a los del país, sin parecer darse cuenta que para poder llegar a ser gobierno, primero tienen que tener país y no hacienda. Los partidos son necesarios y mientras más haya, mayor es la demostración del respeto a la libertad de expresión y de pensamiento. Entonces no es ni la cantidad, ni el número de militantes que tengan, es que ante la agresión sufrida por Venezuela se den cuenta que en este momento hay que dejar a un lado los intereses del partido y concentrarse en recuperar al país y fortalecer a la nación.
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Mercedes Montero Columnista de Opinión mechemon99@yahoo.co.uk / @Mechemon |
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