Perdón… así titula Juan Diego hoy

10 de diciembre de 2014

Perdón 87



Cuando entramos en la recta final del año, requerimos un espacio profundo de revisión; un refugio para evaluar francamente; para hallar mecanismos ciertos que puedan llevarnos a procesos fértiles; para empezar un nuevo ciclo con aprendizajes válidos; para seguir construyendo nuestros pasos.

Corazón perdónLa palabra perdón es de una amplitud suprema, pero a su vez, apunta al sentido más íntimo de cada ser humano. Pretender una receta general es una ilusión que poco conlleva a una posibilidad franca de transformación.

Hoy está de moda hablar sobre el perdón: nos ofrecen una infinitud de libros a manera de manuales ‘funcionales’, para llegar a este acontecimiento máximo de nuestro corazón; lo que sucede, en parte, es que estas versiones que nos imponen están basadas en métodos agudos de castración emocional, que terminan siendo mucho más dañinos incluso, que el propio rencor.

La vida es un proceso continuo, un viaje que encarna acontecimientos complejos, marcas con las cuales debemos aprender a cargar para seguir nuestro trayecto, unas más amables y otras no tanto, pero en éstas están inscritas las lecciones más sabias para asumir nuestro continuo crecimiento hacia la sabiduría. Es por eso que en los infiernos y sus protagonistas devienen, en muchos casos, nuestros verdaderos maestros para llegar al encuentro con la luz anhelada.

Vivimos una cultura de inmediatez, de conciencias anestesiadas, buscando que nada duela, que nada moleste y que todo fluya como deseamos, generando una peligrosa farsa que al final nos saca del propio juego de la vida (que sin duda es maravillosa, siempre y cuando se la asuma con el compromiso de vivirla con lo que venga –esto incluye los tragos agrios que también tendremos que procesar). Solo puede derivar el perdón cuando se hace una verdadera transmutación, que por lo general resulta muy pesada y lenta –como una mala digestión–, pero que termina literalmente con la expulsión de lo inservible; a la vez que se integran los nutrientes necesarios para nuestro desarrollo.

No pretendo sugerir que vivamos con rabia y rencor como patrones perennes; pero invitarlos a no satanizar nuestras emociones si no hacer de ellas un abono, para empezar un camino en marcha hacia un verdadero perdón. Los perdones sin formas terminan evadiendo procesos; más temprano que tarde, el inconsciente los hace suyos y los expone como síntomas físicos que solo hablan del trabajo sin alma.

Estos seres –perdonadores compulsivos– caen en la trampa inhumana de sentirse más allá del bien y el mal, elevados por encima de la justicia, estériles aparentes que no se incomodan con nada; sin saber que esta negación termina por sacarlos del juego humano, convertidos en inválidos emocionales y evasores continuos de la aceptación propia de la realidad.

Flor sentimientosRecordemos que el perdón es un regalo propio de liberación; es el resultado máximo de saber incorporar a nuestra vida todo lo acontecido, para hacer de estos eventos difíciles una guía maravillosa que nos conduzca hacia una verdadera felicidad.


Juan Diego 2014Jonathan Humpierres (Juan Diego)

Cantautor, músico y abogado venezolano
juandiegocd@yahoo.com
@juandiegocdh 


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