Martín Rodríguez Yebra: El miedo, punto de encuentro kirchnerista

10 de noviembre de 2015

Macri y Scioli 76109

 



En el mundo opresivo de 1984, el Partido obligaba cada día a los obreros de Eurasia a descargar su desprecio ante un video del máximo enemigo del pueblo, el fantasmal Emmanuel Goldstein. Eran los «dos minutos de odio», que transcurrían entre gritos e insultos contra el traidor absoluto.

Scioli y Fernández
Los spots anti-Macri de Fútbol para Todos, los tuits apocalípticos del ministro Daniel Gollán y las filípicas por YouTube de Aníbal Fernández parecen tomas fallidas de esas películas manipuladas que describía la ficción distópica de Orwell.

Sin la represión ni la censura, el mensaje asusta poco y queda expuesto a la burla, reducido a la caricatura. Cuesta suponer que el kirchnerismo espere de verdad alarmar a los votantes con argumentos tan elementales como ligar a Mauricio Macri con Martínez de Hoz o pregonar que los enfermos de cáncer se quedarán sin atención si no gana el ballottage Daniel Scioli.

Si de un defecto carece el partido del Gobierno es de ingenuidad. Es muy improbable que la campaña del caos conmueva a los indecisos, pero quizás apenas busque asustar a los propios. El miedo es un punto de encuentro para el kirchnerismo. El refugio en el que se matizan las diferencias entre políticos de ideologías opuestas y cariños endebles. El espejo que refleja todo lo que está a tiro de perderse. Poder, negocios, inmunidad judicial.

Scioli y Cristina K
La campaña presidencial consistió en una lucha constante por sostener un artificio: que Scioli sería el continuador de la obra de Cristina Kirchner. Pero resultó imposible ocultar que los seguidores de la Presidenta trabajaron para condicionar al candidato y que éste ya calculaba cómo iba a moverse en dirección contraria. El ajustado resultado de la primera vuelta rompió el velo. La gestión de las contradicciones, vital en el kirchnerismo, se desmadró.

El terror llegó al rescate, con una receta básica que no requiere de coherencia. Si ganara Macri volverían las políticas de los años 90, se privatizaría YPF, habría una megadevaluación y mil desastres más. No importa que Scioli haya sido fanático de Carlos Menem hasta 2001, que la venta de la petrolera haya sido apoyada en su día por los Kirchner, que el peso ya está perdiendo valor a toda hora. Orwell otra vez: «Si los hechos demuestran otra cosa, habrá que cambiar los hechos». Así el kirchnerismo trata, no sin dificultades, de volver a la carrera, gritando contra el enemigo común que encarna la amenaza del desamparo político.

Ahora le toca algo más que proyectar sus miedos en la sociedad. Salvo que quiera obsequiarle a Macri el triunfo sin siquiera obligarlo a explicar qué significa ese cambio que tanto promete.

Martín Rodríguez Yebra

Martín Rodríguez Yebra

Periodista argentino
corresponsal del Diario La Nación en España
@myebra







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