Luis José Uzcátegui: «Necrofilia ideológica»: ¡Osada improvisación!
9 de febrero de 2016
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El prestigioso médico psiquiatra y antropólogo venezolano responde a una columna escrita por Moisés Naím pubicada en el diario El País (España)en la cual se refiere a los populismos regionales |
Hace pocos días fue publicado en medios internacionales y nacionales un artículo de Moisés Naím titulado «¿Qué es la necrofilia ideológica?», concepto que se sustenta –según el autor– en lo que Sigmund Freud llamó «compulsión a la repetición: volver a hacer lo que ya se hizo y que se sabe que da malos resultados».
La compulsión a la repetición es un proceso incoercible e inconsciente, es decir, imposible de controlar por el sujeto ni factible de interpretarlo de forma consciente. Por lo tanto, los líderes catalogados de practicar la «necrofilia ideológica» –dentro de los cuales se deben incluir a Fidel Castro y su hermano Raúl– están totalmente convencidos de que lo que hacen es lo mejor y, por lo tanto, que los resultados de sus acciones son excepcionales. Nunca creen que tendrán malos resultados e inclusive mueren sin aceptar la fatalidad de haber sido dueños y artífices de la desgracia.
Otro elemento básico para entender la compulsión a la repetición es la participación de la memoria. Explica el cómo y porqué el humano se sitúa en experiencias pasadas atroces, pero no recuerda el significado de ellas, por el contrario, tiene la impresión muy viva de que se trata de algo inédito, oportuno y motivado por la situación actual.
¡Y ese interesante enfoque freudiano de los principios de placer y realidad!
Para los personajes que se mantienen en la dinámica psicológica de la compulsión a la repetición, lo que los mueve es el principio de placer, no el de realidad; para ellos es un gran placer repetir sus actos, no importa que destrocen a millones de humanos. Termina Naín su artículo con la terrible frase del ensayista H. L. Mencken: «El demagogo es quien predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas». Sin duda que Mencken no se refería a políticos ensartados en la compulsión a la repetición, pues estos creen que todo lo que piensan y hacen es verdadero. Cuando un individuo «vuelve a hacer lo que ya hizo a pesar de que sabe que da malos resultados», si lo sabe, la mente de este político puede estar más en la onda de las funciones y rasgos de la personalidad antisocial situacional.
Pero hay algo más. ¡Algo más delicado! Si la interpretación de compulsión a la repetición se ajusta o no a los criterios científicos, ¡bueno…! Lo más delicado es cuando esta interpretación «particular» de compulsión a la repetición o «necrofilia ideológica» se transmuta al comportamiento de los pueblos. A estos pueblos se les configura un halo de patología social que no tienen, se los estigmatiza como grupos tercos y necios que repiten y repiten estupideces, y se convierte en tinieblas el funcionamiento de la mente de millones de seres, a pesar de que gracias a la neurociencia y trabajos como los del premio Nobel Daniel Kahneman, profesor en la universidad de Princeton, son muchas las luces que hoy están encendidas.
* El autor es médico psiquiatra y antropólogo venezolano
ljuv2000@gmail.com / @LuisJUzcategui
Igualmente la columna fue publicada en el Portal español
Periodista Digital
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