Vigilantes de la Otitis media
8 de junio de 2013
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La otitis media es una de las consultas más frecuentes en la consulta pediátrica por afectar a un porcentaje importante de niños. También existe la otitis en adulto, aunque por razones anatómicas es más común en la población infantil ya que sus cavidades aún son más pequeñas y tienden a presentar obstrucción respiratoria por adenoides, amígdalas o por cornetes grandes. “Los niños son más propensos a las infecciones porque su organismo se defiende menos bien, asegura el otorrinolaringólogo, Omar Viña, del Centro Médico Docente La Trinidad.
Las otitis más frecuentes son la externa y media. En los niños la usual es la otitis media por los problemas respiratorios. Los síntomas principales suelen ser fiebre, frecuentemente dolor de oídos, puede haber fiebre con llanto, o fiebre sin llanto y muchas veces hasta que se examine el oído no se sabe si el niño presenta una otitis como tal, sobre todo en caso de otitis media. Las otitis externas son más fáciles de diagnosticar porque comprometen la oreja que está por fuera y por lo tanto se ve y se palpa.
LAS BACTERIANAS
Las otitis siempre son bacterianas. Las otitis virales prácticamente no existen. Puede haber una virosis respiratoria y luego complicada con una otitis bacteriana. Usualmente son complicaciones de las vías respiratorias superiores, a menos que sea una otitis por rotura del Tímpano o traumatismos, pero eso es otro capítulo. Comienza una infección respiratoria, comúnmente viral, y se complica con una otitis.
Un niño con mala respiración está en riesgo de padecer una otitis porque siempre tendrá la propensión al problema. Aunque es menos frecuente, en algunos niños ciertos alimentos causan alergias que favorecen las otitis como es el caso de la intolerancia a los lácteos, pero generalmente comienza en la vía respiratoria superior.
Las otitis medias más aparatosas están presentes en los primeros 6 a 8 años de vida. A los 10 años un niño no debería estar sufriendo de otitis media a repetición. “Si eso ocurre debemos investigar la razón porque a esa edad ya le ha crecido la cara, las cavidades son más grandes y las obstrucciones han debido desaparecer, bien de forma natural o por el tratamiento”, señala Viña |
Hay que explicar a los padres, sobre todo de niños pequeños, pues el diagnóstico en aquellos que ya hablan es mucho más sencillo, el gran problema es en los niños que todavía no saben comunicarse. Pedíatra y otorrino deben describir a los padres los síntomas iníciales para facilitar la consulta a tiempo. Debe consultarse al médico porque amerita tratamiento, no necesariamente con antibióticos, pero con otras indicaciones que resuelvan y eviten un curso tórpido.
El protocolo de examen diagnóstico comienza visualizando a la membrana timpánica a través de la otoscopia o procedimiento simple a realizar en el consultorio. Hay otitis media simple con solo inflamación y quizás infección. Las otitis en las cuales se perfora la membrana timpánica son de mayor cuidado porque ameritan curar la infección y tratarlas hasta que cicatrice la perforación timpánica, aspecto vital porque si no se cierra bien pudiera perforarse permanente, siendo un problema adicional al ser entrada de bacterias al oído medio, aunque no exista infección respiratoria.
VOLUMEN DESTRUCTIVO
El uso de equipos de sonido de alta resolución en manos de niños, manejando audífonos con sonidos estruendosos. El sonido no perforará el tímpano, pero podrían traer riesgos por volumen alto, como lesiones a nivel del oído interno. Introducir instrumentos en el oído, como los aplicadores para limpiarse los oídos, ganchos de pelo o clips, conduce a perforaciones timpánicas.
En las pérdidas de audición entran en juego el uso inadecuado de los audífonos e inclusive los modelos de almacenamiento de música (MP3, MP4, Ipod) que emiten una buena calidad de sonido y gran potencia concentrando el sonido, pero con gran intensidad lesionan el nervio auditivo. Son lesiones que no se detectan inmediatamente, sino 5 o 10 años después con repercusiones difíciles de manejar. Algunos pacientes sufren otitis externas por reacciones al agua que entra en el oído en la ducha, la piscina o el mar y debe evitarse la humedad porque facilita la persistencia de la infección y complica la recuperación. Mayor cuidado exige si el tímpano está inflamado y, peor aún, si está perforado porque el agua puede entrar al oído medio que normalmente es estéril.
TUBO DE DRENAJE
Para la otitis hay medicamentos de libre venta como los descongestionantes vía oral, las gotas nasales que desobstruyen las vías respiratorias superiores (nariz fundamentalmente) y una gama de antibióticos para cada caso. Destinados a las otitis externas hay antibióticos específicos porque son gérmenes diferentes.
En niños menores de 4 años puede llegar a requerir la colocación de un tubo de drenaje adicional al sistema natural que es a través de las Trompas de Eustaquio. Es un tratamiento temporal para evitar las infecciones a repetición y darle oportunidad al niño de crecer y madurar el sistema de ventilación. Las vacunas existentes para Estreptococos neumoniae dan cierta protección para algunas cepas de estreptococos. Muchas cepas han creado resistencia por el uso inapropiado de antibióticos. Las cepas no incluidas en la vacuna o las que tienen resistencia adquirida a los antibióticos hacen a la vacuna menos eficiente”. Las vacunas son bienvenidas porque dan cierta protección, pero no son una garantía
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