Los tres violentos: Hausmann, MUD y gobierno
7 de enero de 2018
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El reciente artículo de Ricardo Hausmann acerca de la asistencia militar a Venezuela a través de una coalición de países, en el fondo, ha destapado un tema fundamental y perenne en la condición humana: La violencia. El gran “cáncer mental” que padecen los políticos venezolanos del oficialismo y la oposición es ser altamente violentos. Si deconstruimos la violencia, si utilizamos las referencias académicas, no es muy difícil diferenciar que lo que plantea Hausmann ya lo ha venido utilizando el gobierno por décadas: Una forma de violencia, la violencia de alta intensidad. Con la violencia de alta intensidad la fuerza de las armas son las que ponen orden, en el caso del régimen, han sido utilizadas para mantenerse en su macabra jugada dictatorial.
Para entender la violencia, es inteligente no totalizarla, no toda es igual ni produce similares daños. Una intervención militar es un acto violento puntual. La intervención de la delincuencia con el beneplácito del gobierno y la acción de las fuerzas armadas para sustentar el régimen, es un acto violento mantenido. Tan similar como llenar las cárceles de presos políticos. La intervención militar de una coalición de países por lo menos abre escenarios que pueden ir desde la instalación de otra dictadura bestial hasta la posibilidad de que el país retome un rumbo democrático cierto. Los resultados de la violencia aupada por el gobierno, son muy concretos, sólo tienen un camino, profundizar la desgracia humana con el único objetivo de mantenerse en el poder.
También hay otro tipo de violencia, la que practican los dirigentes del oficialismo, los integrantes de la MUD y su sequito. Es la peor violencia, la más atroz, la más demencial, es la violencia de baja intensidad.
Fue parte de la gran violencia que utilizaron los nazis; también en Camboya los Jemeres rojos. Está siendo utilizada desde hace décadas en Cuba. El objetivo –muchas veces sin proponérselo los activadores de este tipo de violencia- es hacer sufrir y torturar de diferentes formas a millones de seres. El humano no fallece inicialmente, es al final, después de haberlo convertido en escoria existencial sin medicinas, comida ni paz es cuando muchos no logran sobrevivir.
La guerra y la violencia que llegan a los pueblo a través de los extranjeros es finita, en algún momento se van, esto no quiere decir que no generan atrocidades como es el caso en Venezuela de la invasión cubana, china, iraní, rusa, el narcotráfico… y ningún dirigente ni grupo político enfrenta esta realidad, lo han convertido en entelequia, práctica típica de los seguidores de la violencia de baja intensidad.
La violencia de alta y baja intensidad instaladas por nacionales parece eterna, ellos, se sienten “dueños” de todo con derechos a saquear y tener al país intervenido y torturados con el apoyo incondicional de unos cuantos opositores imbuidos de estulticia. ¡Al final todos bailan en el mismo festín..!
La violencia de baja intensidad es solapada, más versátil que la guerra franca, que la tortura y que la muerte, es “pantallera”: Es burlase y dejar pasar los delitos gigantesco del régimen para no romper el formato de un diálogo donde el objetivo es que el oficialismo no se moleste y esperar que esté tan “débil” para que finalmente “se entregue”. Es que los líderes de oposición mantengan las componendas para no establecer acuerdos. Es el discurso políticos del 5 de enero del 2018 en la Asamblea Nacional donde se dijo lo mismo que se viene diciendo desde el siglo XIX. Son los saqueos de comida incitados por el régimen.
La violencia es lo que sostiene al gobierno. Todo confluye para que no exista paz. Un tipo de paz, no necesariamente vinculada a la ausencia de guerra, en este momento la mayor falta de paz es la guerra psicológica creada por los líderes de oposición, que genera en los venezolanos no tener nada de confianza en ellos. También la violencia de baja intensidad despierta una emoción fatal, sentir que se está en un tipo de guerra sin fondo, una guerra donde todos son enemigos y no hay amigos. No hay instituciones, no hay orden, no hay justicia, no hay líderes, hay saqueos, hay hambre y lo único que se percibe es que crece la hipocresía, la mentira y el chantaje vil hacia ciudadanos desesperados y confusos.
¡Qué interesante sería un referéndum para conocer qué tipo de violencia es la quiere la sociedad venezolana!
![]() Luis José Uzcátegui Médico psiquiatra y antropólogo ljuv2000@gmail.com @LuisJUzcategui |
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https://drluisjoseuzcategui.wordpress.com/2016/04/18/diccionario-de-salud-mental/
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