Gabriel Albiac: El último tren

3 de septiembre de 2015

Mujer siria el último tren




En primera página de la prensa europea, hoy, retratos de la angustia: mujeres en la estación de Budapest. Aguardan un tren a Berlín. Y a la última esperanza. No llega.

Familia Siria en Budapest
Sus rostros nos reprochan no haber sabido reaccionar a tiempo. Cuando se dictó el depravado «Catecismo» de Estado Islámico.


Pregunta 1ª: «¿Qué es una cautiva?»
Respuesta: «Una mujer del enemigo, capturada por los musulmanes».

Pregunta 2ª: «¿Qué hace esclavizable a una cautiva?»
Respuesta: «Su incredulidad. Las incrédulas capturadas nos pertenecen, una vez que el imán las haya distribuido».

Pregunta 3ª: «¿Pueden todas las infieles ser esclavizadas?»
Respuesta: «Hay unanimidad entre los eruditos: pueden serlo tanto las judías y cristianas cuanto las politeístas».

Pregunta 4ª: «¿Está permitido montar a una esclava?»
Respuesta: «Está permitido. Alá, el Todopoderoso, dice: gloriosos son los creyentes que guardan su castidad salvo con sus esposas y esclavas».

Pregunta 5ª: «¿Está permitido montar a una esclava inmediatamente después de su captura?». Respuesta: «Sí, si es virgen. Si no, su útero debe antes ser purificado»… Así, hasta 27 elucidaciones de alta teología en torno a la esclavitud y el sexo.


Esclavas sexuales de ISIS 6
Cuando, hace un año, el «Departamento de prisioneros y asuntos de la mujer» de EI emitió esta circular para el uso y comercio de esclavas en el Califato, nadie quiso tomarlo en serio. ¡Era tan excesivo…! Este verano, se hizo público el informe de la enviada especial de la ONU, Zainab Bangura (http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-08-03/sex-slaves-sold-by-islamic-state-the-younger-the-better), que da cuenta de la literalidad con que la circular teológica ha sido aplicada. Sobre cristianas y, sobre todo, yazidíes, antiquísima religión en la cual ve el islam la última reliquia del politeísmo y que está, además, principalmente implantada entre los odiados kurdos.


Esclavas sexuales de ISIS 7
Unas diez mil mujeres han sido ya reducidas a khum (botín de guerra). Y han entrado en un mercado que fijó sus precios: 138 euros (200.000 dinares), las niñas entre 1 y 9 años; entre 10 y 20 años, 104 euros (150.000 dinares); 69 euros (100.000 dinares), las que estén en la veintena; entre los 30 y los 40, valen ya sólo 52 euros (75.000 dinares); de más edad, 35 euros (50.000 dinares). La autoridad religiosa contempla, para los menos solventes, la compra compartida de una misma esclava. Y esa práctica tiene la fuerza de un mandato moral para los sórdidos teólogos de la yihad triunfante: porque «el abandono de la esclavitud podría llevarnos a un aumento del adulterio y de la fornicación». La esclavitud de las infieles –no del todo humanas– garantiza la pureza sexual del creyente.


No, no es sólo una práctica bárbara –una más– de ejércitos irregulares e inusitadamente crueles. Estamos ante un mandato teológico. Que como tal se reivindica. Y eso le da una gravedad sin precedente cercano: «Todos debemos recordar» –subraya EI– «que reducir a esclavitud a las familias infieles y tomar a sus mujeres como concubinas es un aspecto firmemente establecido en la sharía, y que, al negarlo o hacer de él mofa, se niega y hace mofa de los versículos del Corán». No es falso. Corán IV.24: «Os están prohibidas las mujeres casadas de buena condición, salvo que sean vuestras cautivas de guerra». Corán XXXIII.50: «Hemos declarado lícitas para ti… a las cautivas que Alá te ha destinado».

Mujeres sirias en BudapestRetratos de la angustia, hoy: mujeres en la estación de Budapest. Aguardan un tren a Berlín. Y a la última esperanza. No llega.


Gabriel Albiac 2

Gabriel Albiac
Catedrático de Filosofía Universidad Complutense de Madrid







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