¡FELIZ AÑO! es el deseo de Juan Diego Humpierres

Hoy cuando me inclino con la voluntad del alma para escribir mi artículo, que más que una tarea, es un sentir vocacional que procura una catarsis maravillosa, quiero sencillamente agradecer a todos mis lectores, que de una u otra forma son cómplices extraordinarios que motivan la posibilidad de pensar en un camino diferente.

Estamos empezando un año de profundas dificultades, de grises supremos, de tragedias vivas, de llanto y de gran tristeza.


Este matiz que tiñe nuestro corazón se viste de silencio, de un ánimo sombrío que poco se parece a nuestros patrones festivos del ánimo que impulsa un nuevo año. Sin embargo este panorama que luce a primera vista desolador, lleva en sus entrañas la espléndida posibilidad de la reflexión individual; nuestro pesar es un cultivo milagroso para asumir un encuentro íntimo, un pacto humano que conlleve a transformaciones que anuncien un trayecto hacia la rectificación.

Quiero en nombre de los miles de compatriotas que hoy transitan la amarga travesía de su luto, que enfoquemos la mirada sin temor en nuestra cruda tragedia, que honremos el dolor que empaña nuestros días, que asumamos con coraje el compromiso de la solidaridad como bandera y sobre todo, que hurguemos en nuestra gran pena hasta hallar un punto de encuentro para la reconciliación humana.

La esperanza es una proyección lumínica hacia el destino, el optimismo que tanto anhelamos es un patrón válido para los que asumen las circunstancias adversas con la madurez de saber que sólo quien se atreve a sumergirse en la profundidad, tiene la posibilidad de descubrir la salida.

Este 2016 tuvo que trazar en nuestra memoria una marca indeleble, de esas que no se dispersan en el tiempo; es momento de orar callados, de rendirse ante el Supremo y darle gracias por todo lo acontecido, por cada lección que nos ha impuesto, por cada pendiente extrema que nos ha tocado ascender, por las millones de veces que hemos tenido que recomenzar, por cada huella en el alma que seguro sembró la experiencia para hacerlo diferente, por cada lágrima, por cada gota de sacrificio que anuncia el mágico viaje que nos fue concedido, por todo eso y más demos gracias por empezar esta nueva oportunidad.


Amigos de camino, hoy más que nunca fe activa en alto, con la certeza de que el amor es un sendero factible, de que la paz es una posibilidad y sobre todo con la perseverancia más viva que nunca; ofrezcamos nuestro corazón a la necesidad humana, es momento de reflexión interna, de un capítulo que convoque a nuestros principios fundamentales, es hora de renacer de las cenizas y fijar nuestra mirada en un horizonte ancho para todos.

Mil gracias por permitirme rozar su corazón, pido al Dios del universo que en este 2017 nos sigamos encontrando.

¡FELIZ AÑO!

Juan Diego Humpierres
Abogado


Master en Psicología Jurídica de Familia
Master en Psicopatología y Psicoterapia
Diplomado en Negociación y Mediación

juandiegocd@yahoo.com
@juandiegomotiva